En el margen superior derecho, fotografía de la víctima junto su agresor.

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Federico Biayna Salinas, de 34 años, el joven asesinado por su novio en Marratxí, sufrió abusos por parte de uno de sus tíos entre los ocho y los doce años mientras compartían vivienda sin que ningún otro integrante de la familia lo supiera. Es más, posteriormente, él se convirtió en un agresor sexual. Según explican a Ultima Hora sus familiares más próximos, el joven, tras ingresar en el Pinaret y en el centro penitenciario de Palma, estuvo en tratamiento y estaba totalmente recuperado. «Él abusó de los menores cuando tenía 17 años porque pensaba que eso estaba bien hecho. Había sido víctima de abusos y con el 50 por ciento de discapacidad que tenía no era capaz de distinguir el bien del mal», señalan.

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La víctima del crimen del torrente de Coanegra, en Marratxí, había salido de prisión con 28 años. Durante todos esos años, los familiares más cercanos insisten en destacar que el joven fue sometido a terapia psicológica. «No entendemos los motivos por los que se están publicando cosas malas de nuestro familiar, dado que es la víctima de un caso de asesinato. Nos sentimos avergonzados de salir a la calle, después de todo lo que se está diciendo de una persona que hizo cosas malas hace mucho tiempo y ya pagó por ellas», añaden.

En relación al presunto asesino, todos coinciden en apuntar que se trataba de una persona muy manipuladora, agresiva y violenta. «Lo tenía totalmente controlado y trataba de separarlo en todo momento de nosotros. Federico presentaba marcas de arañazos, hematomas etc... era una víctima de maltrato», concluyen los familiares.