No se recuerda un caso igual en la hemeroteca reciente mallorquina, rica como pocas en sucesos luctuosos. El 2 de julio de 1980, dos jóvenes murieron en la Playa de Palma jugando a la ruleta rusa con un revólver cargado. Han pasado casi 45 años desde aquellos terribles hechos y todavía siguen sobrevolando el caso algunas incógnitas que ya nunca serán despejadas. Esta es la crónica de la extraña muerte de José Luis y Juan Miguel.
Ese día, a las cinco de la tarde, los dos amigos salieron de la casa de los padres del primero. José Luis tenía 23 años y Juan Miguel, 19. Según las crónicas de la época, pese a su juventud ambos estaban casado y, al parecer, separados. Habían quedado con dos chicas: María Esperanza y Catalina y se encontraron en un apartamento de la calle Escultor Joan Homs.
Eran las once de la noche y el grupo de amigos, presumiblemente, había consumido alcohol y otras sustancias. Las fiestas en aquel piso eran habituales, según contaron los vecinos, que alguna ocasión habían tenido que llamar a la policía. Eran «auténticas bacanales», recuerdan los periódicos de aquellos días.
A eso de las dos y media de la madrugada, los dos amigos empezaron a jugar a la ruleta rusa. Un macabro juego que toma su nombre de una práctica histórica entre algunos cadetes del zar de Rusia, que querían demostrar de esta forma su valor. Consiste en introducir una bala en el tambor de un revólver, que tiene seis disparos, y colocarse el arma en la sien. Luego, se aprieta el gatillo, con la posibilidad de matarse al instante, como ocurrió aquella fatídica noche del verano mallorquín.
Además, en aquella época se había estrenado en los cines de Palma la película 'El Cazador', una mítica cinta del director Michael Cimino. En una escena, Robert de Niro y Christopher Walken juegan a la ruleta rusa. Esa secuencia, según concluyó la policía, pudo influir en José Luis y Juan Miguel. De hecho, parece ser que no era la primera vez que jugaban a aquel peligroso juego, porque en el techo de la casa se halló un orificio de bala reciente.
Sea como fuere, José Luis apretó el gatillo y un proyectil le destrozó la cabeza. Murió al instante. Su amigo, sorprendentemente, cogió el arma y todo apunta a que la recargó de nuevo. Y activó el mecanismo hasta que también se voló la cabeza. Cuando las dos chicas entraron en el cuarto quedaron horrorizadas por la escena: sus amigos yacían inertes en medio de un gran charco de sangre, a un metro uno del otro.
Catalina corrió a pedir ayuda y tocó a la puerta de Magdalena, la vecina: «Mi marido se está muriendo», le gritó. En realidad, ya había fallecido. La mujer pidió ayuda a una ambulancia de la Cruz Roja y a la policía, y otros residentes en aquella finca acudieron a interesarse por lo que había pasado. Habían escuchado las detonaciones y después los gritos.
Han pasado 44 años desde aquellos terribles acontecimientos y algunas dudas persisten en los investigadores. La principal es por qué Juan Miguel, tras la muerte de su amigo, frente a él, decidió coger el revólver y seguir con la macabra ruleta. Hasta la muerte.
RostitYo los conocía a los dos. Mas a Jose Luis, que incluso una tarde en Abraxas me enseño la pistola, que yo pensaba que era falsa. No le di mayor importancia. Hasta que me entere a los pocos días del siniestro, fue muy impactante.
Uno de ellos se apodaba "el chino", por el rasgo de sus ojos. Frecuentaba una discoteca de es Jonquet que en aquellos tiempos se llamaba Cerebro. En una ocasión se dirigió hacia un amigo mío que estaba en la pista de baile a quien no conocía de nada y sin mediar palabra le asestó un tremendo codazo en la boca que lo dejo semiinconsciente. Así se comportaba este individuo.
Recuerdo perfectamente este caso pues conocí de oídas a uno de los participantes en el fatídico juego.
Presuntamente había sustraído el arma en un barco atracado en en club náutico y tenía fama de persona peligrosa y muy agresiva entre los jóvenes de su generación.
4 comentarios
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RostitYo los conocía a los dos. Mas a Jose Luis, que incluso una tarde en Abraxas me enseño la pistola, que yo pensaba que era falsa. No le di mayor importancia. Hasta que me entere a los pocos días del siniestro, fue muy impactante.
Uno de ellos se apodaba "el chino", por el rasgo de sus ojos. Frecuentaba una discoteca de es Jonquet que en aquellos tiempos se llamaba Cerebro. En una ocasión se dirigió hacia un amigo mío que estaba en la pista de baile a quien no conocía de nada y sin mediar palabra le asestó un tremendo codazo en la boca que lo dejo semiinconsciente. Así se comportaba este individuo.
Yo vivía en el edificio de al lado.
Recuerdo perfectamente este caso pues conocí de oídas a uno de los participantes en el fatídico juego. Presuntamente había sustraído el arma en un barco atracado en en club náutico y tenía fama de persona peligrosa y muy agresiva entre los jóvenes de su generación.