Le apodaron 'matacuatro' por un motivo tan simple como atroz: con 18 años de diferencia, entre 1957 y 1975, Gabriel Axartell Cifre, un joven de Llucmajor, mató a cuatro personas en Mallorca. Siempre a tiros de escopeta, a bocajarro. Tras ser detenido e ingresado en el hospital psiquiátrico, el psicópata escapó y su fuga puso en vilo a los mallorquines, aunque duró poco y acabó de nuevo entre rejas. Esta es la crónica de uno de los peores asesinos en serie que ha conocido la Isla.
El 22 de diciembre de 1957, en la finca Can Campanet de Algaida se intuían unas felices navidades. El tratante de ganado Mateu Verd Verd, de 72 años, había cobrado casi 10.000 pesetas de la época de una transacción comercial. Una pequeña fortuna. En la casa, junto a 'Campeta', que era el apodo del payés, vivía su hermana Margalida, que estaba impedida, y su cuñada Joana Aina Oliver Estades. Las dos señoras tenían más de 70 años.
Mateu fue sorprendido en la cocina y recibió un disparo mortal, a quemarropa. Después, el intruso buscó a las dos mujeres, para no dejar testigos. El cuerpo de la hermana del dueño de la vivienda apareció cerca, también cosido a tiros, y Joana fue hallada en el cama, de espaldas, igualmente tiroteada en la cabeza.
El macabro hallazgo lo hizo, al día siguiente del crimen, por la mañana, un vecino llamado Bartolomé Gelabert, que observó horrorizado la escena dantesca en el interior de la finca. La Guardia Civil se hizo cargo de la investigación y desde un primer momento las sospechas del atroz triple crimen recayeron en un joven que vivía muy cerca de la casa, entre Pina y Algaida.
Se trataba de Gabriel Axartell Cifre, conocido como 'Abdón', que en aquella navidad tenía 21 años. Era un muchacho extraño, casi analfabeto y el dinero robado en la finca y el arma del crimen aparecieron en su casa, por lo que fue detenido de inmediato. Sin embargo, en un primer momento negó su participación en las tres muertes. Al final, acabó derrumbándose y confesó todas aquellas muertes.
El móvil había sido económico y el caso, pues, quedaba cerrado a la espera de juicio. De forma provisional, 'Abdón' ingresó en el hospital Psiquiátrico de Palma, pero en 1961, cuando estaba a punto de sentarse en el banquillo de los acusados, se escapó del recinto de la calle Jesús y tomó un taxi. Le indicó al chófer que le llevara a Sant Llorenç y al pasar por Manacor se detuvo a tomar algo.
Pero Gabriel era un joven limitado y durante el trayecto le desveló su verdadera identidad al taxista. Cuando fue detenido se disculpó con él: "Sólo te puedo dar 200 pesetas". Era todo lo que llevaba encima. Su fuga, aunque breve, había alarmado a los mallorquines, que respiraron tranquilos cuando el joven fue arrestado. En 1962 fue juzgado en la Audiencia de Palma. Le cayeron 60 años de cárcel, pero su estado mental le sirvió de atenuante. Sólo era imputable a medias, así que en los años 70 salió en libertad.
Volvió a su Llucmajor natal y sin oficio ni beneficio empezó a trabajar en una finca, donde conoció a Antonio Fuster Miró, de 58 años, y también minusválido como Margalida Verd, una de las tres víctimas del brutal crimen de Algaida. El 24 de enero de 1975 quedó con él en la carretera del Cap Blanc, para supuestamente venderle unas monedas antiguas. En realidad, era una trampa, pero Antonio no sabía que 'Abdón ' era un asesino múltiple.
El yerno de esta última víctima, que no se fiaba de la cita, lo siguió discretamente. Sin embargo, no pudo evitar que Gabriel le descerrajara dos tiros a bocajarro con una escopeta de cañones recortados. Luego, le robó 33.100 pesetas y huyó. La Guardia Civil lo detuvo de nuevo y en 1976 fue condenado a 20 años de cárcel y una indemnización de 700.000 pesetas.
De nuevo, su estado psicológico evitó que pasara mucho tiempo recluido y en los años ochenta Gabriel Axartell, un joven de extraño apellido que las crónicas de la época escribían de forma diferente, se esfumó por última vez. Nadie sabe si aún vive, pero de lo que hay constancia es de que ha sido uno de los peores asesinos en serie de la Isla. El demonio de Llucmajor.
3 comentarios
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Paco no. Paca la culona.
Ya ves, entre el 56 y el 75, eso que siempre dicen que con Paco eso no pasaba
Nadie se imagina que su vecino sea un monstruo.