TONI TORRES, EXJEFE DE EMERGENCIAS

«Un president de una comunidad siempre tiene que estar localizable, por si hay una emergencia»

Toni Torres, exjefe de Emergencias del Govern y responsable policial, se jubila tras una dilatada e impoluta trayectoria de cuarenta años

Toni Torres es uno de los mayores expertos en emergencias.

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Pese a su aspecto tranquilo, casi imperturbable, la vida de Toni Torres (Palma, 1961), ha sido de todo menos sosegada. Con el recientemente fallecido Francesc Antich fue director general de Emergencias y jefe de Gabinete en dos legislaturas distintas y después fue nombrado responsable de Gestión de la Escola de la Policía Local, hasta ahora, que se ha jubilado. Incluso pudo no llegar a este último cargo porque ETA, en el atentado de Palmanova de 2009, podría haber acabado con su vida con un segundo coche bomba que no explotó.

Fue la mano derecha de Antich ¿cómo lo recuerda?
—Era un hombre extremadamente honrado, que devoraba los libros. Sus discursos como president los hacía él, algo no muy habitual, y era un amante de la sencillez: disfrutaba de comer en un bar de barriada, con la gente trabajadora. Ha sido una persona excepcional y un político sobresaliente. Todos estamos muy afectados por su muerte.

Usted es historiador.
—Sí, estudié Magisterio y luego me licencié en Historia, Criminología y Derecho.

¿Por qué entró en la Policía Local de Palma?
—Mi padre se quedó sin trabajo y yo hacía segundo de Magisterio, en casa había que hacer algo. Tiré los papeles a ocho oposiciones que había en esos momentos, en los inicios de los años 80. Y salió lo de la Policía Local.

En 1986 pasa a la Escola de la Policía Local.
—Sí, y a excepción de los ocho años que estuve en el Govern, siempre he estado en la Escola. De policía iba en Vespa y hacía torretas, por que en muchos sitios no había semáforos. Regulaba el tráfico. Luego fui policía de barrio de sa Calatrava y estuve en la unidad de Medi Ambient, lo que luego se conoció como Patrulla Verde.

Entró en política en 1999.
—Soy socialista, pero no era militante activo. Ese año fui a la toma de posesión de Antich, me ofrecen el cargo como director general d’Interior i Emergències, con Costa de conseller. No conocía a Antich.

En esa legislatura no se aburrió...
—Fue muy difícil: hubo muchos incendios forestales, muchos problemas con hoteles (cayeron tres en s’Arenal, Cala Rajada y Can Picafort). Por cierto, en este último de Can Picafort inicialmente nos dijeron que podía haber 160 muertos. Fue un shock. Lo primero que hice fue llamar a Madrid para que enviaran una morgue portátil. Pero fue un milagro y por 15 segundos no había nadie en el hotel.

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Toni Torres durante la entrevista con Javier Jiménez, subdirector de Ultima Hora.

Dicen que Formentera era su debilidad...
—Así es. Fue maltratada durante muchos años y nosotros le prestamos mucha atención. Creamos Protección Civil y el Plan de Seguridad en Playas, que fue pionero y salvó muchas vidas.

¿En qué consistió?
—En algo tan sencillo como numerar las papeleras de las playas. Antes, sin GPS, era complicado de identificar el lugar. Se perdía mucho tiempo.

En 2001 hubo la gran tempestad.
—Hubo cuatro o cinco muertos indirectos. Yo estaba en el País Vasco de reunión y saltó la alerta roja. Volvió rápidamente y de noche llegó esa especie de Dana. Anulamos las escuelas y pedimos que nadie saliera a la calle.

¿Cómo fue su segunda etapa con Antich?
—Pues me llamó él personalmente, como jefe de Gabinete. Era su mano derecha. En ese época, aún no estaba ni nombrado, me llamó a las cuatro de la madrugada el presidente y me dijo: «Se ha hundido el barco don Pedro en Ibiza». Mi mujer me dijo: «Començam bé».

También se estrenó con el gran ‘cap de fibló’ de 2007.
—Sí, hubo tantos desastres que llegamos a pensar que éramos gafes. Pero lo peor de todo de mi vida política fue el atentado de ETA. Lo supimos antes que nadie, porque la mujer de un funcionario nuestro estaba en el PAC de Palmanova. No lo sabía ni el delegado, Ramón Socías. Antich siempre quería estar en el lugar y fuimos hacia allí. Sin saberlo, estuvimos parados mucho tiempo junto al segundo coche bomba. No explotó, así que volvimos a nacer. Pero lo más duro fue que dos guardias civiles jóvenes murieron en el atentado.

¿La política de entonces era distinta?
—Bastante, incluso había buena relación con los adversarios políticos y llegábamos a acuerdos. Con Rosa Estarás, por ejemplo, había muy buena sintonía. Con José Ramón Bauzá la cosa cambió totalmente.

Y llega la época más oscura de la Policía Local: Penalva y Subirán.
—Yo estaba en el cuartel de San Fernando cuando, en 2015, la Guardia Civil entró para registrarlo. Iban de negro, no de verde. Fue muy humillante. Algunas funcionarias lloraban. A todos no cogió muy por sorpresa. Al principio pensábamos que había algo gordo detrás de todo aquello, pero luego Ultima Hora empezó a publicar que todo estaba muy distorsionado y nos dimos cuenta del desastre que hacían. Hubo gente en prisión que era inocente, solo pasaba por allí. Es muy duro. Tuve buenos amigos que acabaron en la cárcel.

¿Cuál ha sido el mejor jefe de la Policía Local de Palma?
—Yo he tenido muy buena relación con Nicolás Herrero y Antoni Sastre, que era cap d’estudis de la policía, y que han sido mis padres profesionales.

¿Qué necesita la Policía Local?
—Se ha de hacer una reestructuración fuerte y ha de crecer el número de policías porque no puede ser que crezcan los habitantes y no los policías.

¿Qué opina del nuevo jefe, Guillem Mascaró?
—Guillem tiene una gran ventaja: es de la casa y lleva muchos años ahí. Es una buena decisión, siempre hay que fomentar la cantera.

¿Qué es lo más importante en una emergencia?
—El tiempo. Actuar con rapidez. Y que actúen los técnicos locales, que son los que realmente conocen el terreno.

Mazón estuvo ilocalizable durante la dana de Valencia...
—Me parece increíble. AnticH nunca estuvo ni 15 segundos ilocalizable. El presidente siempre está localizable, lo que no quiere decir que él lleve el teléfono. Pero sí su entorno.