La denunciante, que por aquel entonces tenía 18 años, ha explicado al Tribunal cómo conocieron ella y su amiga a los acusados. «Estábamos en el mismo hotel y nos habíamos visto por las zonas comunes. La noche de los hechos nos vimos fuera y hablamos. Uno de ellos consiguió mi Snapchat y luego me escribió que fuéramos a su habitación las dos», relató. Y sólo fue ella. «Al entrar iba bien, había bebido, pero no mucho. De repente todo cambió cuando me arrinconaron en la terraza», dijo.
Allí uno de los procesados empezó a besarla, en principio de manera correspondida, y a realizarle tocamientos delante del otro enjuiciado. «Me agobié mucho y le dije que parara. Segundos después me llevó a la cama y me tumbó». Ahí se produjo la agresión sexual. Le bajaron la falda pantalón que llevaba y la penetró vaginalmente uno de ellos. El otro se masturbó a su lado y eyaculó en la cara de la joven. Ella no paraba de repetir que pararan. «Dije 'stop, stop' varias veces, pero no hacían caso».
Poco después pudo escapar. Y antes de llegar rota a la habitación donde estaba su amiga se hizo fotos de su estado porque «sabía que había pasado algo muy grave», sostuvo. Minutos más tarde la Guardia Civil se personó en el establecimiento hotelero y arrestó a los dos sospechosos. Uno de los agentes rememoró que la víctima estaba en «shock» cuando se entrevistaron con ella.
Los acusados únicamente respondieron a preguntas de su abogada, Francesca Solivellas. Negaron todo. Sólo han admitido que uno de ello se besó con la denunciante. Su defensa solicita la absolución o como alternativa, en caso de que sean condenados, que se tenga en cuenta los atenuantes de dilaciones indebidas y de reparación del daño. Han consignado 6.000 euros en favor de la víctima. El juicio quedó visto para sentencia.
2 comentarios
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Si uno de los italianos eyaculó en la cara de la chica, eso proporciona una prueba tangible de que sí hubo sexo, consentido o no, que contradeciría su declaración. Si el otro italiano la penetró también habría pruebas por los pelos, piel, semen que se deja. A lo que quiero llegar es que si ella salió de allí, se hizo fotos y llamó a la policía, ésta tomaría muestras para demostrar la agresión sexual. Si no existen esas pruebas, ella miente. Si existen esas pruebas, éstas contradicen las declaraciones de los chicos. Para acabar, sólo decir que sin pruebas la mera palabra de una persona no debería bastar para meter a alguien en prisión.
italianos... pero de muuuuuuy del sur de italia... casi casi, de enfrente..