Publicación de marzo de 1981 sobre el crimen de la calle 'del Vi', en Palma.

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A finales de los años setenta y principios de los ochenta, una importante colonia de portugueses se estableció en las proximidades de la calle Apuntadores, en Palma. En marzo de 1981, un terrible crimen estremeció Ciutat: una joven recién casada y su 'protector', un veterano de la Guerra Civil española, aparecieron con sendos disparos en la cabeza en un piso de la zona del Puig de Sant Pere. Esta es la crónica de un caso que se cerró con más incógnitas que certezas y que casi 44 años después mantiene todavía muchos puntos oscuros.

Los cadáveres fueron localizados en el segundo piso del número 28 de la calle General Barceló y fueron identificados como Fernanda L.R., de 29 años, y Álvaro A. P., de 63. Ambos de nacionalidad portuguesa. Él era un veterano de la Guerra Civil española, que había llegado a Mallorca durante la contienda, para luchar en el bando de los nacionales. Procedía de un pueblo llamado Vila Verde, cercano a Braga.

Luego, se quedó a vivir en la Isla y consiguió entrar como funcionario en la Comandancia de Marina, en la zona de Atarazanas. Era respetado por todos y no se le conocían enemigos. En un primer momento, se pensó que las víctimas eran tío y sobrina respectivamente. De hecho, la prensa de la época llegó a publicarlo de esta manera. La realidad era otra.

Fernanda se había casado hacía tres meses con un mallorquín llamado Juan José, de 30 años, pero llevaba en Mallorca desde los catorce años. Según las averiguaciones posteriores al crimen, era del mismo pueblo que Álvaro y vivía en unas condiciones de auténtica miseria. El funcionario, entonces, decidió llevarla con él y su esposa a su piso de Palma. La decisión no sentó nada bien a la señora, según contaban por entonces.

Las persianas cerradas del segundo piso donde se cometió el crimen, en marzo de 1981.

La joven había arrendado una peluquería en la calle Jaime Ferrer y el hombre, pese a la diferencia, de edad, la acompañaba siempre a todos los sitios. Su extraña relación dio que hablar en la época, según refieren las crónicas.

Un detalle importante para los investigadores fue averiguar que el ex voluntario portugués había sufrido una grave herida de guerra y llevaba trozos de metralla alojados en la cabeza, cerca del cerebro. Este detalle permitió valorar, como posibilidad, que el 19 de marzo, la fecha de las dos muertes en el piso de Palma, pudo haber sufrido un ataque de cólera repentino motivado por su lesión craneal.

Sea como fuere, los agentes de la Policía Nacional que registraron la casa llegaron a la conclusión de que el varón había disparado a la joven y después se había quitado la vida. Se calificó el crimen de pasional, pero quedaron muchos aspectos por esclarecer.

El marido de Fernanda fue interrogado, pero tenía coartada y quedó descartado que tuviera alguna participación en los hechos. Finalmente, el caso quedó policialmente cerrado, después de que los vecinos de las víctimas, la viuda y el entorno de Álvaro y Fernanda fueran interrogados.

Se especuló con la posibilidad de que los celos hubieran trastornado al funcionario. Y que la reciente boda de su 'protegida' le hubiera acabado de enloquecer. Casi medio siglo después, es imposible determinar con exactitud qué ocurrió aquel aciago día de marzo. ¿Fue un crimen pasional?