«Llibertat per en Miquel», el debate entre el arrebato y el asesinato

Tras los trágicos hechos ocurridos en Sa Pobla, el pueblo se pregunta si justifica al culpable por el sufrimiento vivido o condena la muerte a martillazos

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Sa Pobla es, desde el pasado domingo 9 de febrero, un hervidero de personas que defienden con ahínco a Miquel Terrassa, el presunto asesino de su hermano Jaume, un vecino con graves problemas con las drogas que tenía atemorizada hasta a su propia familia. Por eso, el presunto arrebato con el que Miquel excusa haber provocado la muerte de su hermano a martillazos, ha polarizado dos opiniones sobre el tremendo suceso: ¿es realmente un asesinato? ¿mató a su hermano por el hartazgo de sufrir su comportamiento abusivo? Nadie lo sabe pero el debate ya está en la calle antes siquiera de haber llegado a juicio.

Dos hermanos muy diferentes

Es, sin duda, la clave del caso; parece incluso algo bíblico que evoca a Caín y Abel, sólo que, en este trágico suceso, exactamente al revés. Es el hermano 'bueno', tal y como defienden sus familiares y amigos, contra el hermano 'malo'; la víctima, con problemas de drogodependencia, atacada con un martillo que falleció poco después a causa de la gravedad de las heridas.

Miquel Terrassa, el hermano menor, nació en septiembre de 1981. Es el más pequeño de tres. A pesar de ser el más joven, no vive con su progenitora en la casa familiar. Tiene 43 años. Posee su propia empresa de pintura en polvo, ubicada justo enfrente del domicilio de su madre, situado en la calle Gran, en Sa Pobla.

Jaume Terrassa, el hermano mayor, tenía 54 años en el momento de su agresión. Según los vecinos del pueblo, su vida transcurría muy ligada al narcotráfico y a los toxicómanos. «Era el taxista de los narcotraficantes», cuenta un vecino. A la vez, su círculo de amigos, debido a su adicción, se movía en el mismo ámbito. Por ello, no era la primera vez que alojaba a alguien con problemas de drogodependencia en casa de su progenitora. También fumaba en ella. Y según argumenta su propia familia, robó en numerosas ocasiones a su propia madre.

«La he liado»

Minutos antes de las 14:40 del domingo 9 de febrero de este 2025, la madre de la víctima, él (Jaume) y una amiga toxicómana, se encontraban en el domicilio familiar, aunque la madre no había dado su permiso para 'los invitados'. Uno de ellos, una mujer, dormía en la planta de arriba.

Miquel llegó a la casa materna y al darse cuenta de que no había comida suficiente le preguntó a su madre el por qué no había hecho la compra. La mujer no había podido porque, según su testimonio, Jaume había vuelto a robarle el dinero. Miquel se calentó. Comenzaron a discutir. El ambiente se caldeó hasta un punto en el que Jaume cogió la tapa de la olla express y se la lanzó a Miquel. El hermano menor salió disparado a la calle, se dirigió a la sede de su propia empresa y allí, se hizo con un martillo. Tardó menos de un minuto. Al volver a entrar en la casa, atacó en varias ocasiones a su hermano y le golpeó con el martillo en la cabeza hasta provocarle un traumatismo craneoencefálico letal. Crítico, en aquel momento. Jaume seguía vivo.

Según informó el Servei d'Atenció Mèdica Urgent (SAMU-061), el equipo médico atendió a la víctima, ya en el suelo de la cocina en estado de gravedad. Una vez lograron estabilizarle, fue trasladado en una de las ambulancias hasta el hospital Universitario Son Espases de Palma, donde quedó ingresado en estado crítico en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

De tentativa de homicidio a la posibilidad de asesinato

Jaume pasa 72 horas en la UCI. El miércoles 12 de febrero, muere. Las cosas se complican para su hermano Miquel. Es él mismo quien avisa a Emergencias tras golpear a su hermano e incluso, ante los primeros agentes de la Policía Local de Sa Pobla que llegan al domicilio, admite: «La he liado». Con tan clara confesión, acaba detenido y la Guardia Civil se hace cargo de la investigación. En principio, se le acusará de un delito de tentativa de homicidio.

Los agentes de la Policía Judicial de Inca realizan una inspección ocular en el domicilio y encuentran la herramienta utilizada durante el ataque. La escena del crimen es indiscutible. La muerte de Jaume provoca el cambio inmediato de la acusación, ya no hay tentativa, sólo homicidio. Y lo que es peor, Miquel Terrassa se ve en la tesitura de acabar siendo juzgado por un crimen. La jueza de guardia ordena su ingreso preventivo en prisión.

¿Matar siempre es matar?

Por lo pronto, la intención determina una diferencia de hasta quince años de cárcel. Asesinar no es lo mismo que matar, y un crimen no es lo mismo que un homicidio doloso, imprudente y otras tantas categorías que se utilizan para definir el delito de sangre. En este caso, el debate no ha llegado siquiera por las penas que se discuten a nivel judicial; sino por una reacción social sorprendente si cabe cuando hablamos de dar muerte a otro a golpe de martillo. Pero todo tiene un porqué.

Según numerosos vecinos y amigos de la familia, la situación era insostenible. El propio Miquel explicó que sufrió un arrebato porque su hermano hacía la vida imposible a la familia. Hasta su otra hermana había llegado a denunciarle tiempo atrás por robar dinero a su madre. «La familia ya no sufrirá más y mi madre empezará a vivir», dijo el detenido. Pero para lograrlo, ¿la muerte era la única respuesta?

En las redes sociales numerosas personas han mostrado su apoyo al hombre encarcelado. Incluso con la creación de un grupo, cercano ya a los 2000 miembros, que solicita la libertad para Miquel Terrassa. Por otro lado, otros tantos ciudadanos se llevan las manos a la cabeza al pensar que se está justificando el 'tomar la justicia por la mano'. «No se pueden arreglar las cosas a martillazos», defiende un usuario de la red.

Éste es el cartel que ilustra el grupo de apoyo:

Son muchos los que se ponen en su contra. La mayoría defiende a Miquel y asegura que es una buena persona que «no podía más»; además, varios testimonios han querido compartir sus vivencias sobre lo que supone que un ser querido caiga en las drogas y revierta su rabia y frustración en la familia.

«Aguantó hasta no poder más y reventó de ira. El hermano toxicómano ya no robará más a su madre para poder drogarse con los amigos y el hermano bueno tendrá que pasarse unos años en la cárcel. La verdadera víctima aquí es la madre que pierde a dos hijos», dice otro poniendo en valor la complejísima situación a la que se enfrenta en estos momentos la progenitora.

Otros van aún más allá y cargan contra el sistema. De hecho, al haber denuncias previas e incluso una detención por parte de la Guardia Civil durante Sant Antoni al encontrar droga a la víctima durante una redada, los ciudadanos no se explican como Jaume continuaba en casa a sus anchas y no se tomó ninguna otra medida. La adicción a la cocaína que sufría era muy poderosa. Robaba en su nombre y según el propio autor del crimen ha declarado, atacó a su hermano en defensa de su familia porque la tenía «amargada».

Mientras en el grupo de Facebook, los apoyos del autor del crimen se organizan para una manifestación e incluso para vender camisetas con la cara y el lema 'Llibertat per en Miquel'; los abogados de ambas partes analizan los pormenores del caso. El asesinato sería descartable por la falta de alevosía (atacar a traición, cuando la víctima no se lo espera o no se puede defender), aunque es discutible el ensañamiento en base a los golpes que llegó a dar el hermano menor con el martillo que fue a buscar a propósito.

Posiblemente, la situación descrita acabe definiéndose a nivel judicial como un homicidio doloso, aunque los 'poblers' piden la absolución total por legítima defensa, algo que puede darse cuando se prevé que puede sufrirse un delito más grave o se teme por la vida. En el juicio serán imprescindibles los agravantes y atenuantes que se consideren, de ello dependerá el tiempo de cárcel de Miquel. Un futuro proceso que recuerda al debate que, en su momento, abrió Pau Rigo al matar a un ladrón que entró en su domicilio; pero, en este caso, con un miembro de la familia y un problema tan delicado y grave como la drogadicción, por medio. Sólo los presentes en aquella casa el pasado domingo saben lo que ocurrió.