Mis amigos que viven en la Península o en el extranjero me preguntan constantemente si nos aburrimos en invierno en esta isla bendita, y les contesto que en absoluto, que todo lo contrario. Vean si no el lujo atómico que les voy a contar a continuación con motivo de la cena de gala que disfrutamos en Dins, el restaurante del maravilloso Santi Taura en el hotel El Llorens del Parc de la Mar con motivo de la celebración del festival de cine italo-español que organiza una señora excepcional y como la copa de un pino, la gran Gabriella Carlucci, una estrella de la televisión italiana que por su amor al cine decidió ayudar a los que comienzan organizando no solo este tipo de festival, también ayudándoles a acceder a las ayudas que los gobiernos tantos nacionales como de la Unión Europea destinan a las jóvenes promesas del séptimo arte.
Gabriella invitó a Johnny Deep y, aunque estaba confirmado, por la situación que vivimos no se pudo desplazar a la Isla para presidir el estreno de su película Waiting for the barbarians, pero sí estuvo su productor, Andrea Iervolino, un gurú del cine de Hollywood, uno de los grandes tótems de la producción cinematográfica actual que además es una persona de trato delicioso y elegante, pues sus maneras son exquisitas con todos, algo que suele suceder con los más grandes. La cita era a las nueve de la noche en la terraza maravillosa de El Llorens, donde se sirvió un aperitivo con vistas a Palma y a su bahía.
Después, una vez todos los invitados estábamos presentes y debidamente presentados por los organizadores de la noche, la agencia Anytime Agency de David Riu, que convocó a personalidades de la sociedad y la cultura del más alto nivel, como Susy Gómez, Juanan Horrach, Albert Pinya y su novia, Ana Isabel Fuster, Margarita Pérez-Villegas, directora del CaixaFòrum, o Víctor Mora, presidente de la fundación Sambala y el encargado de entregar a Andrea un retrato de Johnny Deep realizado por su padre antes de que el productor abandonara la velada, pues tenía que madrugar muchísimo para viajar a Italia, lugar de donde procede su familia pese a que él se ha criado en Canadá. No se fue sin probar el postre delicioso que nos sirvieron.
De menú, Croqueta de manjar blanco de langosta pan cuit, coca de cebolla y sobrasada, Cassola de bolets, Bacallà a la llauna, Porcella rostida con salsa de magranas, y brazo de gitano, lo que nos demuestra una vez más que somos el centro del universo lo queramos o no. Soy chauvinista porque puedo y me da la gana. Iba a escribir como la doña Irene Montero, pero no, ella es en otro lugar donde elige vivir. En fin, la vida que nos ha tocado vivir es esta y no otra.
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