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Acabo cotilleando lo que hacen nuestros amigos para sobrevivir en estos tiempos locos. La gran Mayte Spínola, a punto de inaugurar La Casa del Agua, pasó unos días de montería acompañada de su familia en su finca extremeña.

Mayte conoce el campo como la palma de su mano, es aficionada desde niña y conoce el sentido de estas jornadas cinegéticas que tan necesarias son para el mantenimiento del ecosistema y de la economía.

Las fincas mallorquinas que se dedican a la caza también generan beneficios a sus propietarios que, de esta manera, pueden mantener sus campos impecables.