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En la galería Xavier Fiol, de la calle San Jaime –ya les he advertido de que me pondría muy burro–, expone su obra Tomàs Pizà con El robinsoner.

Fue un grandísimo éxito, pues todos alababan la propuesta del artista y el valor del galerista. En la misma calle, el atractivo de Pep Llabrés se engrandecía con Guiem Aulí que expone Taula Salvatge, una delicia de piezas de una sensibilidad casi oriental que sobrecoge.

No faltó nuestra adora Paula Fuster Taronjí, tía política del galerista. Estuve en un almuerzo en el que no paramos de hablar de él. Y muy bien por cierto.