Raphael, Pilar González de Gregorio y Esteban. | E.M.

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Si de algo hay que tomar buena muestra es de la falta de complejos y de la necesidad imperiosa de mezclarse, aristócratas con artistas, embajadores con saltimbanquis de la noche, estrellas con estrellatos efímeros, cultura de la calle con cultura para la élite. Quizás todo eso lo represente mejor que nadie la revista Vanity Fair, que no tiene empacho en poner en valor todo aquello que lo tiene. Este año fue de todas las fiestas a las que he asistido la más emocionante, porque era la vuelta a la normalidad, en el Teatro Real que es donde se han celebrado las tres ultimas grandes galas, y también porque el homenajeado, Raphael, el único, supo captar todo el amor que los asistentes sentimos por él, por su obra y por la familia que ha creado. Raphael es la megaestrella que no quiere dejar de serlo, que ha consagrado su vida al arte y a los suyos, que son guapos, educados en extremo y lo que es mejor, buena gente.

El encargado de entregar el premio de ‘Personaje del año' fue el director de la revista Alberto Moreno, al que nunca antes vi tan emocionado y seguro, junto a Simone Marchetti, director editorial europeo de Vanity Fair, fueron los anfitriones de esta gran noche dedicada a la cultura con mayúsculas. Moreno capea temporales, exige, manda, obedece y lidera la que, quizás, sea la más exigente de las publicaciones del papel couché. Es un orgullo colaborar con su equipo e impregnarme de la modernidad que emanan en cada gesto. La fiesta de Vanity Fair es la postmodernidad pasada por el clasicismo de la alta costura y la corbata negra. En buena compañía, excelente comida y bebida y la certeza de que habrá sorpresa.

En esta ocasión David Bisbal, Vanessa Martín y Pablo López actuaron para el genio interpretando temas de su repertorio o que ha inspirado en persona tutelándolos. «Después de 60 años en la música, tengo en mi corazón un sentimiento de enorme gratitud por lo bien que he podido hacer las cosas. Una cosa es querer hacer y otra que te dejen hacer. Yo conseguí algo muy preciado que es hacer lo que he querido siempre», dijo Raphael visiblemente emocionado al recibir el galardón de manos de Alberto Moreno, director editorial de Vanity Fair España. ¡Fue una gran noche para todos!