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El acto de presentación que tuvo lugar la pasada semana en la Fundació Miró de Palma fue muy emotivo. El amor al arte y al trabajo se vieron en esta pieza sobre Pep Girbent en la que ha colaborado mi querido amigo, y colaborador de estas Natas desde hace infinidad de años, Jaime Verd, por el que ya saben ustedes que siento un cariño inmenso. El caso es que lo que podría haber salido mal ha salido muy bien y es digno de una celebración como la que estoy realizando en el momento en el que escribo estas líneas.

El documental es obra de Manuel Espinoza, con el título El Vermeer nº 36. La presentación y el coloquio fueron a cargo de la respetadísima directora artística del CAC de Málaga Helena Juncosa y del propio Girbent, que sigue dando pasos en su obra artística y dando vueltas sobre la acción de esta obra de Vermeer que se presentó por primera vez en la Galería Horrach Moyá de Juanan Horrach Moyá, causando hace años una enorme sorpresa, y muchas envidias mal disimuladas. Lo que es realidad y lo que es ficción en el mundo de hoy resulta difícil de discernir, pero hay algo objetivamente claro: Pep Girbent es un maestro, a la altura de los más grandes, con una capacidad técnica y un oficio que pocos pueden imitar.

Desde su mente y desde su estudio en los altos de su casa materna de Sóller salen obras creadas con una consciencia que a veces paraliza por su realismo mágico y en ocasiones dinamiza de tal forma que uno siente que forma parte de la escena, irreal obviamente, o no, que está viendo sobre un lienzo. Es la apasionante historia del Vermeer nº 36 lo que se ve en el documental y cómo vincula al artista solleric con las peculiares circunstancias con el acontecimiento ocurrido hace unos años conmocionando el mundo del arte.

En el docu aparecen estafadores, cantamañanas, falsificadores y nazis, pero también expertos, para tratar temas con ambición en el que se cuestiona todo, incluidas las subastas de arte, o de este en su relación actual con los mass media, el papel de los expertos que con su autoridad deciden que sí y que no es o no es de tal o cual. En España se ha descubierto recientemente una pintura que podría ser un Caravaggio y también la prueba de que el arte contemporáneo sigue unido al de las cuevas de Altamira y la tradición pictórica más clásica.

En fin, que los que no lo han visto tendrán la suerte de poder verlo en Filmin, la plataforma digital creada por un mallorquín amigo al que sin embargo en ocasiones cambiamos el nombre. Jaume Ripoll recibió el cariñoso nombre de Miguel, no hace mucho, en estas mismas páginas. Lapsus imperdonables para alguien a quien conozco desde hace muchos años, cuando los dos prácticamente comenzábamos nuestras andaduras profesionales. Todo esto de lo que les hablo es amor del de verdad. Y sigo en el lugar que primero se contagió de esta cultura que hoy reivindico.