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El guapo Alex Sobrón nació en Palma, en  una familia que le permitió crecer libre y en contacto directo con el mundo del arte y de la moda. Su abuelo, Juan Solivellas, fue un payés, huérfano de guerra, que fundó su propia marca en París. Su madre es diseñadora de zapatos y la mano derecha durante muchos años de Miguel Adrover.

Así que Sobrón creció en el taller del modisto mallorquín. Estando en el taller de su madre, la diseñadora Marta Salinas, colaboradora de su madre, le dio un trozo de cera para moldear y llevar a fundir. Tenía 17 años y aquel fue su primer contacto con el mundo de la joyería. Instalado en Madrid, creó su propia firma en agosto del 2020, justo después del confinamiento. Sus piezas, confeccionadas a partir de la fundición a la cera perdida, se elaboran a mano bajo pedido, en plata o plata bañada en oro.

Celebrities y artistas como Nathy Peluso, Samantha Hudson o Filip Custic han lucido sus piezas inspiradas en la historia del arte (disciplina en la que se formó), la imaginería cristiana o la naturaleza. «Uno de sus grandes éxitos hasta la fecha son los Dedos de Ícaro, unas falanges derritiéndose, hechas a medida, que toman el nombre del mito de Dédalo e Ícaro, éxito que tras un ya largo recorrido le ha llevado a poder abrir su propia tienda en Palma, y usar a sus amigas como modelos durante la fiesta que organizó para celebrar la llegada de ese momento tan esperado.

Ubicado en una casa noble del XIX es su primer espacio físico abierto al publico, el lugar donde enseña a pecho descubierto pero tatuado, su alma creativa. De hecho todos los muebles fueron diseñados por él, fusionando elementos orgánicos con acabados futuristas. Una escultura de su abuelo los acompaña. Muchos éxitos queridísimo Alex.