La primera foto del Instagram real

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Han pasado ocho días desde que la Casa Real estrenó su perfil de Instagram. Más vale tarde que nunca, pues la mayoría de familias reales del mundo comunican desde esta aplicación desde hace años y les funciona. Sobre todo entre los jóvenes, una asignatura pendiente lista para su conquista a través de doña Leonor de Borbón y de su hermana que cada día van cobrando más protagonismo, porque lo hacen bien, o muy bien en su forma de comunicar con su actitud y sus gestos ante las cámaras.

Instagram es imagen, pura y dura, rápida, instantánea por mucho que detrás de la cuenta seguramente estén vigilantes los que tienen más miedo a la innovación. Ya se sabe, de toda la vida las cosas de Palacio van despacio, en este país quizás demasiado. Han tenido que pasar 10 años de la proclamación de Felipe VI como Rey para un día después de la gran fecha resolver el tema comunicativo, que en mi opinión era urgentísimo.

El acontecimiento tuvo lugar el 20 de junio, con un par de posts que resumían los mejores momentos del décimo aniversario del monarca, publicaciones que parecían indicar que el tono del perfil sería cercano y distendido. Pero con el paso de los días se ha tornado muy protocolaria. Comunicar bien en IG es difícil, un arte que solo los jóvenes poseen, así que quizás sea un buen momento dejar que actúe la princesa de Asturias con motivo de su primer viaje oficial al extranjero en solitario y representando a su augusto padre y por tanto a España.

X aniversario de la proclamación del rey Felipe VI
La princesa Leonor

El país elegido ha sido obviamente el más querido y cercano, Portugal, así que será el momento perfecto para copiar el modelo inglés que manejan con soltura, elegancia y cercanía los príncipes de Gales. No hay que desaprovechar la ocasión, que es perfecta para que Leonor hable como lo hacen la mayoría de los de su generación, compartiendo imágenes propias captadas desde su teléfono que definan cómo lo vive y nos lo haga vivir a todos como si fuéramos ella misma. No solo interesan los discursos, queremos ver dónde y con quién está, qué come, qué ve cuando nadie la ve. No pedimos que nos enseñe una intimidad que solo a ella pertenece, pero sí que nos haga llegar sus impresiones. ¡Un plato de bacalao mientras escucha fado!