El cantante y actor puertorriqueño Ricky Martín hizo vibrar Son Fusteret con sus archiconocidas canciones. | Jaime Verd

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Si las temperaturas no eran lo suficientemente altas, el artista puertorriqueño Ricky Martin se encargó de calentarlas todavía más. Imagínense, alrededor de 7.500 personas esperando a una leyenda de la música con una carrera impecable que ha durado décadas y parece que va a durar varias décadas más, puesto que el artista se muestra en plena forma. Son Fusteret se llenó de seguidores incondicionales del cantante, de todas las edades, colores y sabores, porque cuando la música y el arte son buenos, los incondicionales siguen siendo incondicionales. Esto demuestra que las discográficas, que sienten pavor a que uno de sus artistas se declare fuera de la heterosexualidad, no marca ni define una carrera.

Neli Sne junto a su amiga fan de Ricky Martin antes de entrar al concierto.
Neli Sne junto a su amiga fan de Ricky Martin antes de entrar al concierto.

El concierto comenzó con la mítica Pégate y el público no paró de bailar y corear las canciones de uno de los hombres más queridos del mundo desde que comenzó su carrera siendo un niño, hasta pasada la medianoche. Como no podía ser de otra manera, no faltaron los bailes y los contoneos de cadera, además de algún que otro beso lanzado al público, y ese atractivo que solo él posee en la sonrisa y en la mirada. Por cierto, Ricky Martin es padre de dos hijos, pero ha sabido llevar tanto su carrera como su paternidad con una normalidad que otros artistas no han sabido o no han podido gestionar. Ver a Bosé recetando lejía en Mallorca fue un espanto. Con la salud no se juega.