Rosa Alemany, Fátima Msiah, Lydia Pérez, Joan Serra, Javier Sanz y Llorenç García posan tras las regatas en el Club Náutico de Palma. | Jaime Verd

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Con el Club Náutico a punto para arrancar la competición en la bahía de Palma, se disputó en Ciutat la tradicional Copa del Rey de vela. El rey Don Felipe, que ya salió a entrenar en el ‘Aifos' los dos últimos días, llegó al Real Club Náutico de Palma pasadas las once de la mañana para subirse de nuevo a bordo del barco de la Armada y competir en la primera jornada de regatas. A su llegada al club, Don Felipe, enfundado en sus mejores ropas deportivas, fue recibido en la puerta principal del club palmesano por Joaquim Miró, director general de MAPFRE en Catalunya y Balears, y Rafael Gil, presidente del RCNP.

Más tarde, el Rey se dirigió hacia los pantalanes para saludar a la tripulación de su querido ‘Aifos' –que como todo el mundo sabe, lleva el nombre de su madre, al revés–, y soltar amarras para dirigirse hacia el campo de regatas. De vuelta a tierra, se dirigió al bar del club para tomarse unos refrescantes gintónics con sus amigos, una tradición que pervive año tras año. Después, asistió al concierto que ofrecieron en el mismo espacio su buen amigo Jaime Anglada y la guapísima Carolina Cerezuela.

Mientras tanto, la Reina decidió pasar sus días de asueto en París, apoyando a los deportistas españoles, como también han hecho sus dos hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. A los aficionados a la vela les entristece que ninguna de las dos hijas del Rey haya seguido la tradición regatil. Pero alguien muy bien informado ya nos advirtió en su momento que nunca veríamos a las infantas practicando actividades de lujo. La vela no es un lujo en las tierras de mar.