Felio Bauzá. Toni Canals, Marina López-Jurado, Laura Bauzá, Juan Buades y Carlos Miralles. | Eugenia Planas
En la procesión del Dijous Sant, cientos de personas acompañaban al Crist de la Sang como penitentes de las diferentes cofradías que participaron en la procesión donde se siente más devoción y entrega. A las siete de la tarde, los penitentes ya estaban
preparados en el patio de La Misericòrdia desde donde salía la comitiva. Allí, entre los pasos postrados en el suelo prestos a ser llevados a hombros por los costaleros, esperaban el orden y reglamento de las cofradías una multitud de penitentes. Entre ellos se encontraban muchas caras conocidas de la sociedad mallorquina de distintos ámbitos. Mientras tanto, en las casas señoriales de Palma, las luces se iban apagando porque sus habitantes seguían la procesión desde las calles, donde el recorrido seguía hasta la Catedral. Calles largas y céntricas por las que la flor y nata de Palma escondía el rostro bajo los capirotes que aunaban fe y devoción. Algunos de ellos finalizaron sus pasos en La Sang.
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