Así, en las primeras filas pudo verse a la modelo alemana Claudia Schiffer, a la actriz británica Keira Knightley y a la cantante Llilly Allen, entre otras celebrities.
El público celebró con entusiasmo la magnitud del evento, animado por una orquesta de más de medio centenar de músicos, y en el que volvió a desfilar entre otras musas históricas de la firma la maniquí y hoy también diseñadora Ines de la Fressange.
No fue la única nota entrañable del desfile, que tuvo entre sus protagonistas a un joven modelo acompañado de un bebé que apenas podía andar, ambos vestidos con camisa y pantalón vaquero azul, bajo americana de tweed blanco Chanel ribeteada de negro.
Un desfile memorable en un escenario de lujo
En lo que a moda se refiere, Karl Lagerfeld dio hoy a Chanel uno de sus desfiles memorables, bajo el inmenso tejado de vidrio del Grand Palais de París, cuya monumentalidad resaltó aún más con una inmensa pasarela negra, gris y blanca, de curvas y geometrías versallescas, donde presentó su colección para la primavera-verano 2011.
El color vino de los modelos, color pastel, celeste, rosa o amarillo; de sus bordados y texturas dorados o plateados; de sus estampados floreados sobre negro en conjuntos de inspiración gitana; o de sus ajustados vaqueros grises acribillados de pequeños agujeros sobre fondo rosa.
Las elegantes mezclas de blanco y negro, en perfecta armonía con el jardín versallesco de lava, piedras y arena que hoy colocó el modisto alemán en el Gran Palais, fueron otras de las características principales del verano próximo de Chanel, junto a la abundancia de bordados de lentejuelas e incrustaciones de plumas en hombros, ribetes, detalles, faldas y mangas.
En ausencia de plumas, estratégicos agujeros, literalmente devorados, decorarán pantalones vaqueros muy ajustados, pero también conjuntos de falda y chaqueta típicamente Chanel, como carcomidos a placer en el baúl del tiempo.
El short será un elemento fundamental del verano que viene, tanto como los ribetes dorados y plateados en el bajo de una chaqueta, o como las pequeñas mangas aladas y estructuradas de un vestido de lamé viejo oro enteramente bordado.
Largas o cortas, las faldas podrán ser estampadas en flores de colores vivos sobre negro, transparentes u opacas, de estilo gitano.
Para las ocasiones que exijan la máxima etiqueta se impondrá el negro, en alguna de sus múltiples versiones Chanel, en vestidos de línea trapecio cortos, hasta las rodillas, o largos, combinados si es preciso con abrigos de tul y mangas de plumas negras.
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