Moncho Ferrer, Lluís Pérez e Isabel Pizà. | Lydia E. Larrey

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Con una gran fiesta a la fresca, inauguró su nueva sede la delegación en Baleares de la Fundación Vicente Ferrer.

Un evento que contó con un padrino de excepción, Moncho Ferrer, director de programas de la fundación, quien, coincidiendo con la gira que está realizando con motivo del 50 aniversario del nacimiento de la entidad creada por su padre, Vicente Ferrer, recaló en Mallorca sumándose a la responsable territorial, Isabel Pizà, y su equipo en la gran celebración.

El evento reunió a un buen número de colaboradores y simpatizantes de la organización que, desde hace cinco décadas, trabaja con colectivos desfavorecidos en la región india de Anantapur.

La fiesta contó con la música en vivo de una banda instalada frente al nuevo local de la calle Patronat Obrer, convertida en gran pista de baile para acoger a la gran cantidad de asistentes que bailaron al ritmo de éxitos de los ochenta.

Además, en un lugar predominante de las instalaciones, un espectacular y goloso cincuenta esculpido en chocolate, obra del chocolatier Lluís Pérez, quien no quiso dejar de colaborar en tan significativa fecha aportando un toque dulce a la par que vistoso y original con el que sin duda también contribuyó al éxito de la velada.