La ciudad de Inca ha vivido su gran semana en torno a la que es denominada como Feria de las Ferias, el Dijous Bo.
Las cifras de esta cita del otoño en Mallorca son siempre de vértigo. Cientos de paradetes de todo tipo, con oferta alimentaria, agrícola, artesanal, industrial, energética, comercial con coches, barcos y todo lo que se pueda imaginar, crearon el ambiente para que miles de mallorquines se desplazasen hasta esta población para disfrutar de un día en familia.
Para los habitantes de Inca el Dijous Bo es una fiesta obligada y son muchas las familias que aprovechan el día para reunirse y celebrarlo juntos.
Este año las condiciones meteorológicas fueron muy adversas, con lluvia durante buena parte de la jornada y un frío muy intenso. Esto se notó en la afluencia, que aún así fue muy alta, pero muy lejos de las 150.000 personas que se esperaban.
Como siempre las distintas zonas del recorrido estaban bien diferenciadas y ofrecían reclamos para todas las edades y gustos. Los más pequeños se vieron atraídos por los animales expuestos, aunque en esta ocasión tuvieran que estar bajo improvisados tejados de plástico.
Las zonas artesanales estuvieron muy concurridas también, pero la palma se la llevó la zona de maquinaria agrícola, que insospechadamente se benefició del mal tiempo, ya que muchos payeses que no pudieron trabajar ese día por la lluvia se desplazaron a Inca en busca de las ofertas habituales de este día.
Como siempre, el Dimecres Bo, fiesta a modo de prólogo del día grande, estuvo muy concurrido, con calles llenas especialmente de jóvenes en la que es una fiesta que cada vez eclipsa más a la original del jueves.
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