Paz Ferrer, Joan Alemany, Nico Pizá, Pilar y Tata Ferrer y Gaspar Josep Alemany. | Eugenia Planas

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La tarde del Jueves Santo la plaza del Hospital y el patio de La Misericòrdia acogían a más de cuatro mil penitentes que guardaban respetuoso silencio, animada fortaleza de ánimo para emprender la larga caminata, devoción y contenida emoción esperando su turno de salida junto a la cofradía a la que pertenecen, muy cerca de las imágenes veneradas que descansaban en la plaza. Los penitentes iban entrando en el patio de La Misericòrdia para recibir órdenes y comenzar su desfile hacia la iglesia donde les esperaba el Crist de la Sang y, desde ahí, emprender la procesión. Penitentes, costaleros, presidentes de cofradías, músicos y ministrils aguardaban sus turnos con férrea disciplina. Entre ellos se encontraban políticos, caras conocidas de la sociedad mallorquina, de series de IB3, que en el Dijous Sant mostraron su faceta más devota.