Habla con cautela. Mastica las respuestas, pues dice las palabras lentamente. Bartomeu Vidal (Palma, 1961) se licenció en derecho (UIB, 1987) y ejerce de abogado. Desde muy joven se ha ido asomando intermitentemente a la vida pública. Militó en UM y fue conseller d'Educació, Cultura i Esports entre octubre de 1992 y enero de 1993. Poco después se incorporó al Partido Popular manteniéndose en un discreto segundo plano. Desde el pasado verano preside el Real Mallorca.
La publicidad de un banco nos felicita, a los ciudadanos, anunciándonos que los brotes azules han llegado a nuestra vida. Le pregunto si también llegaron a la suya. Me responde:
Bartomeu Vidal.- No lo sé, pero si significan bonanza económica bienvenidos sean. No hago grandes planes de futuro. ¿Para qué ? Soy muy realista. Me muevo como los futbolistas en el campo.
Avanzo con el balón pegado a los pies y, de vez en cuando, levanto la mirada para tener una cierta perspectiva de la situación.
Llorenç Capellà.- ¿Y es entonces cuando se pregunta dónde se ha metido?
B.V.- ¿Para qué si ya lo sé ?
L.C.- Lo sabía antes de que IB3 le anunciara un recorte de la subvención.
B.V.- Es cierto. Pero no hay motivo para desesperarse. Escuché las explicaciones de Antoni Martorell y en paz. Tuvimos una conversación amabilísima entre dos personas que tienen intereses comunes, aunque representen instituciones diferentes.
L.C.- Le noto frío, distante
B.V.- ¿A mí ?
L.C.- ¿Qué pasará si le acerco una cerilla encendida?
B.V.- Que soplaré para apagarla. En mi profesión, la de abogado, quien no sabe apagar fuegos puede cerrar el despacho. Aunque, a veces, soplamos, como el lobo en el cuento de Los Tres Cerditos y en lugar de derribar la casa nos chamuscamos en la chimenea.
L.C.- Séame franco ¿por qué aceptó la presidencia del Mallorca?
B.V.- Coincidieron un conjunto de circunstancias de índole profesional con otras personales, entre las que sobresale mi amistad con la familia Martí Mingarro. Ellos compraron el Real Mallorca. Yo he trabajado para ellos
L.C.- Usted es del Atlètic Balears.
B.V.- No es cierto. Tengo unos apellidos. Por tanto soy de los míos y de nadie más.
L.C.- Y del Partido Popular.
B.V.- Militante de base. De ahí no paso. Y menos ahora. El Real Mallorca me absorbe y, en consecuencia, me aparta de la política.
El fútbol no forma parte de la política.
L.C.- Entonces no envidiará la trayectoria de Joan Laporta.
B.V.- Para nada. Además, el liderazgo del mundo del fútbol no se puede transpolar al de la política. Y lo digo porque lo creo sinceramente. El Real Mallorca, en concreto, es una institución que engloba muy diferentes sensibilidades y matices.
L.C.- ¿No es más que un Club?
B.V.- En absoluto. No podemos buscar paralelismos con el Barça porque no los hay. El Mallorca es, en todo caso, el reflejo de la sociedad mallorquina.
L.C.- ¿Qué pasará si en las gradas de Son Moix ondean banderas españolas anticonstitucionales?
B.V.- Que me informaré sobre cuáles son mis atribuciones y actuaré en consecuencia. Si depende de mí no las habrá nunca, pero debemos movernos en el marco de la ley. No sé si puedo prohibirlas.
L.C.- El equipo lleva un comienzo de temporada óptimo.
B.V.- Es una suerte. Tanto que me da alas para seguir alimentando una humildísima ilusión, la de olvidar que cada temporada nos jugamos el ser o el no ser a una carta. Necesitamos estabilidad deportiva.
L.C.- Y económica, supongo.
B.V.- Por supuesto. Pero la situación actual del Club no es más inquietante que la de muchísimas empresas. Estamos ante una coyuntura difícil, la crisis aún nos azota
L.C.- ¿Y le parece lógico que los jugadores hayan solicitado un aumento de las primas?
B.V.- El fútbol se mueve según unos códigos y reglas que, a veces, difieren de los de otros mundos empresariales. Todo, en esta vida, se tiene que contextualizar.
L.C.- Vale. ¿Los roces de la propiedad con Manzano son cosa del pasado?
B.V.- Totalmente. Es un excelente entrenador con una trayectoria plagada de éxitos. ¿Qué más se le puede pedir ? Goza de absoluta confianza.
L.C.- ¿He de interpretar que tenemos entrenador para muchos años?
B.V.- Para el próximo domingo. Y el otro. Y el otro. Y tal vez el otro y el de más allá. Pero en el mundo actual ya no se puede hablar de compromisos a largo plazo, sino de ciclos.
L.C.- ¿Por qué rehúye mojarse ?
B.V.- Es una percepción suya. Y se equivoca. Si le hablo de ciclos es porque el día a día se pisotea a sí mismo. Fíjese: hace dos años me cambié la montura de las gafas. Pues bien, la semana pasada me las rompí y ya no he hallado otra montura igual. Lo que le digo ¡ciclos! Antes las generaciones se sucedían cada veinticinco años y, ahora, cada cinco.
“ El momento económico es complicado y se tienen que hacer auténticos encajes de bolillos para satisfacer a todas las partes â€
L.C.- A final de temporada se les acaba el contrato con ONO.
B.V.- Entonces esperaremos a la primavera para sentarnos y hablar de una posible renovación. El momento económico es complicado y se tienen que hacer auténticos encajes de bolillos para satisfacer a todas las partes.
L.C.- Yo iba a decirle que el ONO Estadi debe llamarse, otra vez, Son Moix.
B.V.- ¿Por qué ?
L.C.- Porque no podemos enterrar los topónimos tradicionales tan a la ligera.
B.V.- Sólo puedo decirle que Cort tendrá la última palabra, porque el estadio es de propiedad municipal. No obstante, estoy convencido de que las personas que cedieron a la pretensión de ONO lo hicieron pensando en el bien del Real Mallorca y de lo que representa para el conjunto de la sociedad la posibilidad de contar con un equipo de fútbol en Primera.
L.C.- ¿Qué significa ?
B.V.- Que si hay un nuevo acuerdo con ONO, espero y confío que Cort no se convierta en una piedra en el camino. Para mí, en esta y otras cuestiones, ha de primar el sentido instrumental.
Y el Real Mallorca tiene pocos medios y muchas necesidades.
L.C.- Admitirá, al menos, que las fichas y los sueldos del fútbol son algo disparatado.
B.V.- No, si tenemos en cuenta que no hablamos únicamente de un deporte, sino de un espectáculo. En cualquier caso, el dinero del fútbol preocupa. Y preocupa, incluso, a la UEFA. Su presidente, Michael Platini ha encargado un estudio que permita elaborar unas normas que obliguen a los clubs a no gastar más de lo que generen. En unos pocos años entrarán en vigor.
L.C.- Luego aparecerá un Florentino Pérez saltándoselas a la torera.
B.V.- Puede ser. En todo caso la liga del Real Madrid no es la nuestra. En cada liga hay varias ligas y el Real Mallorca compite con aquellos equipos que luchan por mantener la categoría. ¿Que algún día podremos aspirar a más ? ¿Que podremos hablarles de tú a tú al Madrid o al Barça ? Ya se verá. De momento, vayamos paso a paso.
L.C.- Va por usted. Cruyff afirma que el cáncer del fútbol son los presidentes.
B.V.- Pues a un hombre que ha cosechado grandes triunfos como jugador y entrenador y que, además, tiene una inteligencia futbolística privilegiada, se le han de respetar las opiniones. Ahora bien, no hay que sacarlas de contexto.
L.C.- ¿Qué quiere decir ?
B.V.- Que una frase descontextualizada puede ser injusta e incluso frívola.
L.C.- Usted llevaba quince años apartado de la vida pública.
¿Por qué vuelve a asomarse al balcón?
B.V.- Porque me lo han rogado unos amigos, ya se lo he dicho.
Y porque creo que puedo hacer un buen trabajo situándome entre la afición y la propiedad del Club. Yo me relaciono con las gradas.
L.C.- Las gradas, a veces, se vuelven airadas contra el palco presidencial.
B.V.- Si esto sucede, cosa que espero que no suceda, allí estaré para aguantar el chaparrón. La bronca forma parte del juego.
L.C.- Pues dígame cuántas veces se ha quedado en fuera de juego.
B.V.- Si contamos aquellas en las que yo he sido consciente de estarlo, las otras que no ha visto nadie y las que me ha pitado el linier, infinidad. En la vida, uno queda en fuera de juego y recibe zapatazos. Y quien no quiera exponerse ni a una ni a otra cosa, que no salga a la calle.
L.C.- ¿Qué queda de aquel político, espontáneo y amante del riesgo, del noventa y tres?
B.V.- Todo. Lo tiene usted delante.
L.C.- Sólo que antes jugaba de delantero centro y ahora de defensa central.
B.V.- Ahora juego o hago de presidente institucional, y ello me obliga a comportarme discretamente en bien de un proyecto compartido que no es otro que el de estabilizar el Mallorca en Primera.
L.C.- A parte de vender camisetas rojas a diez euros ¿qué hará para poblar las gradas?
B.V.- No lo sé. Pero haré cosas ¡ya lo creo! Si bien soy consciente que al mallorquín no se le arrastra al campo con facilidad. Somos así.
L.C.- ¿Cómo somos?
B.V.- Usted me exige una capacidad de síntesis de la que carezco.
¿Somos aparentemente fríos ? Tal vez. En cualquier caso he hablado en primera persona del plural. O sea, que yo soy un mallorquín más. Y a mucha honra.
L.C.- Pero ¿añora a los aficionados de trompeta y tambor?
B.V.- La verdad es que no. Tanto los tambores como las trompetas me recuerdan las procesiones y las guerras. Dejémoslos
L.C.- Dentro de nada Obama recogerá el Nobel de la Paz.
B.V.- Y me alegro, porque se ha ganado el respeto de más de medio mundo. Yo no me recato de declararme admirador suyo.
L.C.- Si es así, será crítico con Aznar, su compañero de partido.
B.V.- Vamos a ver Obama representa unos valores y Aznar, otros.
De todas formas, me coge usted a contrapié porque lo mío es el fútbol.
L.C.- A usted, amigo, le apasiona la política.
B.V.- Pero soy consciente de que el Real Mallorca es el equipo de todos y yo aspiro a representarlos a todos, con independencia de su afiliación o credo. El Mallorca aspira a ser sociedad, colectividad Desde esta perspectiva, el Ono Estadi ha de ser el punto de encuentro de todos los mallorquines.
L.C.- Mejor que se encuentren en la iglesia y la misa les servirá de algo.
B.V.- Que vayan los domingos a misa y recen por nuestra victoria.
Y, por la tarde, al estadio.
L.C.- ¿Son así sus domingos?
B.V.- Si voy o no voy a misa forma parte de mi mundo íntimo.
Cualquier persona pública, y no estoy diciendo que yo lo sea, tiene derecho a una parcela de intimidad.
L.C.- Usted dio el salto de UM al Pepé
B.V.- Le digo que me he olvidado de la política.
L.C.- Porque tiene un cargo institucional en el Mallorca, lo sé.
B.V.- Pero no sólo por esto. Hay razones de tipo humano e intelectual que me apartan del lenguaje político, a veces superficial y partidista.
En mi profesión se está en contacto con la miseria humana. Y uno se vuelve más comprensivo si cabe.
L.C.- ¿Su paso por el Mallorca ?
B.V.- Viene marcado por las circunstancias especiales por las que atravesaba el Club y por mi amistad con la familia Martí Mingarro.
L.C.- ¿Visita su casa con frecuencia?
B.V.- No. En casa de Juan, que es el propietario del Mallorca, no he estado nunca. En la de Luis, su hermano, sí. Es una persona muy afectuosa.
L.C.- ¿Hablan de dinero?
B.V.- De finanzas en general. Ya le digo, la amistad va más allá de las cuestiones económicas.
L.C.- Si yo fuera su confesor ¿me daría esta respuesta?
B.V.- Por supuesto.
L.C.- ¿Y si por mentir le pusiera de penitencia el rezo de un rosario ?
B.V.- La cumpliría. Pero, no me iba a estar quieto. Soy inconformista ¿sabe ? Y acto seguido me buscaba un confesor más condescendiente con las debilidades humanas.