Carlos Cosmea | Redacción Brisas

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Cada año acude a Cala Varques (Mallorca) para practicar 'psicobloc' (escalada en acantilados). Dejó sus estudios ace cuatro años y desde entonces recorre mundo: Londres, Holanda, Francia, Marruecos, Cuba... Su actitud rebelde con el sistema de vida actual le lleva a consumir lo imprescindible, a vivir en casas ocupadas, a reciclar comida... Carlos Cosmea Fernández nació en Oviedo el 13 de julio de 1985. Soltero. Le gusta viajar, la montaña, la escalada, la playa, la bicicleta... Se las ingenia para gastar lo menos posible, de hecho vive con muy poco dinero. Necesita pocas cosas. Trabaja uno o dos meses al año para pagar lo imprescindible: gasoil, seguro del coche, teléfono móvil y poco más.
Xisco Busquets.- ¿Cómo se las arregla?
Carlos Cosmea.- Gastando poco o nada. Te proporcionas la vivienda gratuita, ocupando casas deshabitadas, reciclando la comida de la basura...
X.B.- A ver, a ver... vayamos por partes, o sea que usted es un 'okupa'...
C.C.- (Risas) Mi filosofía es poder vivir de una manera autosuficiente sin tener que rendir cuentas a nadie. Ni a nivel económico ni a nivel emocional, física y moralmente. Entonces el sistema nos ofrece una serie de posibilidades para solventar nuestras necesidades, como es la vivienda, a través de la ocupación.
X.B.- ¡Pero esto es ilegal...!
C.C.- Moralmente lo veo correcto. Puedes evadir esta ilegalidad y llevarlo a cabo sin consecuencias negativas, como ir preso, detenido... Si tú ocupas una casa y el día que te echan te vas, no pasa nada. O no debería, aunque a veces pasa y la brutalidad policial se descarga contra los 'okupas'.
X.B.- ¿Qué quiere decir 'sin tener que rendir cuentas a nadie'?
C.C.- Pues simplemente no depender de nadie en concreto en ninguno de estos aspectos. Todo lo que te da bienestar físico, ya sea la ropa, calefacción... proviene del sistema. Entonces, si trabajas para el sistema y aceptas que te dé estos servicios, eres dependiente.
X.B.-¿Y si no?
C.C.- La forma más bonita o más correcta de hacerlo sería teniendo tu casa, donde te puedas proveer de todo lo que necesitas: energía con placas solares, tu huerta, animales... incluso te puedes hacer la ropa.
X.B.- Pero éste no es su caso.
C.C.- Porque en este momento de mi vida no quiero limitarme a buscar mi casa, tener una huerta y dedicarle todo mi tiempo porque tengo otras inquietudes.
X.B.- ¿Cuáles?

Conocer el mundo que me rodea para poder aprender un montón de cosas y estar seguro de mis decisiones futuras”

C.C.- Conocer el mundo que me rodea para poder aprender un montón de cosas y estar seguro de mis decisiones futuras. Incluso por si algún día opto por dedicar mi vida a mi casa, mi huerta y todo eso...
X.B.- Para poder viajar es preciso el dinero.
C.C.- No necesariamente. Puedes aprovecharte de todo lo que el sistema deshecha, por ejemplo: viviendas no habitadas, comida...
X.B.- ¿No le da asco ir a los contenedores a buscar comida que otros han tirado?
C.C.- No, ningún tipo de asco. Si acaso me da asco saber que esta comida se tira cuando se podría aprovechar. Hay que conocer determinados lugares estratégicos en los que ya sabes que tiran productos que puedes aprovechar En grandes ciudades es más fácil reciclar comida.
X.B.- Pero en la basura no encontrará aceite, arroz...
C.C.- Cierto. Hay cosas que necesariamente se han de comprar o... robar.
X.B.- ¿Robar?
C.C.- Estoy dispuesto a defender la acción de robar como moralmente correcta en según qué casos. Por ejemplo robar a grandes compañías, que son la base del sistema capitalista, ya que ellos de por sí son unos ladrones y hacen mucho daño a la gente.
X.B.- ¿Qué mal hacen?
C.C.- Desde un punto de vista local no permiten a los pequeños comerciantes que se ganen la vida porque monopolizan el mercado. Y a nivel global explotan a trabajadores del tercer mundo para conseguir un rendimiento económico muy superior al que pueda tener un pequeño comerciante local.
X.B.- Si todo el mundo hiciera lo mismo...
C.C.- Si todos hiciéramos lo mismo es probable que el sistema económico se derrumbase y esto significaría acabar con la felicidad de muchas personas, pero también con el sufrimiento de muchas más. Y daríamos al ser humano un grado de libertad que nunca ha conocido, obligando a las personas a vivir por sí mismas sin aprovecharse de los demás.
X.B.- ¿Se considera un parásito social?
C.C.- Para el sistema, sí, puesto que le aporto muy poco o nada y me beneficio de él en todo lo que puedo. Pero como ser humano no, puesto que mi aportación a la sociedad, aunque sea con el ejemplo, es una forma de vida mucho menos perjudicial para la humanidad.
X.B.- ¿Hasta dónde nos perjudica la vida que llevamos actualmente?
C.C.- Es perjudicial porque implica el sufrimiento de muchas personas, siempre que consideremos el sufrimiento como algo perjudicial. Podría vivir de una forma en la que la gente no tuviera que sufrir tanto. Todas las comodidades que se dan a las personas se pagan privándoles de su libertad.
X.B.- ...
C.C.- Gente angustiada porque no puede pagar la hipoteca. Otros que no llegan a fin de mes. Otros que no son felices con su jornada laboral... y multitud de problemas sociales para los cuales la recompensa es sufrir a cambio de comodidades impuestas que, muchas veces, no necesitamos para nada, pero el sistema nos convence de que dependemos de todas esas comodidades.
X.B.- ¿Y a nivel mundial?
C.C.- Personas explotadas, guerras, hambre, explotación infantil... todo esto es una consecuencia directa de este supuesto sistema de bienestar para unos pocos que, como hemos dicho, para mucha gente supone más sufrimiento que bienestar.
X.B.- ¿Usted cómo lo haría?
C.C.- (Risas) No organizaría el mundo de ninguna manera, simplemente daría libertad a las personas para que viviesen como más les gustase. Sólo espero que respeten mi inconformidad y la de otros, permitiéndonos vivir libremente.
X.B.- Pero todos vamos dentro del mismo barco...
C.C.- ¡Y ojala pudiéramos echar los botes y escapar! (Risas) Todos vivimos en este planeta, que es nuestro barco. Mi libertad acaba donde empieza la tuya y nuestra libertad individual es dependiente de la libertad de todo lo que nos rodea.
X.B.- ¿A qué partido piensa votar en las próximas elecciones?
C.C.- A ninguno. No necesito a nadie que me organice la vida ni la del lugar donde vivo. Exijo libertad para que podamos definir nuestro entorno y nuestra vida. No es necesaria ningún tipo de organización social, pero sí un aumento de la conciencia y de la confianza.
X.B.- Y cuando está enfermo, ¿adónde acude?
C.C.- Yo, aunque no me guste, soy un producto de esta sociedad, y como tal la critico, pero cometo errores. Voy al hospital porque no tengo otra alternativa.