Arola, uno de los rostros más conocidos de la gastronomía española fuera y dentro del país, fue ayer objeto de lo que considera un «escarmiento» por parte de la Agencia Tributaria, lo que ha sumido «en un estado de shock» a quien ha hecho bandera de la cocina de España por el mundo.
Seis funcionarios del Ministerio de Hacienda precintaron ayer, en pleno servicio de comidas, la bodega, la coctelería y la mesa dispuesta en la cocina del restaurante por una deuda de 148.000 euros a la Agencia Tributaria y de 160.000 a la Seguridad Social.
Dado que Arola se encontraba en París, donde desde hace un año está al frente del restaurante del hotel W Opera, su exmujer y jefa de sala, Sara Fort, afrontó el precintado. «Quizá lo hicieron por eso, porque yo estaba fuera», dice el cocinero a Efe. Hoy, ambos aún no acaban de creerse lo que ha pasado.
Al ser uno de los cocineros más populares del país gracias a sus premios, su participación en programas televisivos y sus campañas publicitarias, Arola sostiene que lo suyo ha sido «un escarmiento» por parte de Hacienda, que ha logrado repercusión mediática con su acción.
Aunque reconoce que su situación no es única, ya que en apenas 24 horas, además del apoyo y solidaridad de sus colegas de profesión, ha recibido el de propietarios de pymes que atraviesan el mismo problema. «Hay que poner el foco en las miles de pymes que están en la misma situación que yo», reivindica.
«Para todos, la respuesta es la misma por parte de la Agencia Tributaria: si no puede pagar, cierre. Si ése es su 'leitmotiv', será cuestión de pensar en hacer las maletas», asegura, con decepción en su voz y en su estado de ánimo. En este restaurante gastronómico da empleo a 14 profesionales.
La decisión de cerrar definitivamente el restaurante, de transformarlo en otro modelo de negocio o de exportarlo al extranjero no sólo está en manos de sus abogados y gestores. «Depende de lo que quieran Sara y mis hijas, porque ella ha sido mi mujer durante 16 años y mi socia, y tendremos que decidirlo juntos».
El chef catalán asegura que la deuda fue un «error» cometido por los gestores en cuyas manos habían confiado la sociedad Fortarola, propietaria del restaurante, y que en cuanto se apercibieron de ello, hace ocho meses, comenzaron a pagar lo adeudado.
«En ocho meses liquidamos unos 50.000 euros, pusimos nuestra casa en venta para aportar ese dinero, tuvimos una absoluta disposición para solventar el error», añade. No fue suficiente para la Agencia Tributaria, que exigió un aval al que no pudieron responder por «no tener propiedades por ese valor».
Arola, quien en Madrid tiene también el gastrobar Vicool, pudiera pues dedicarse plenamente a su carrera en el extranjero, donde ya tiene establecimientos en Hong Kong, Portugal, Brasil, Suiza, Santiago de Chile y Bombay.
3 comentarios
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Tio hay que pagar,o tu das la comida gratis?
...si el objetivo es COBRAR, lo único que hay que hacer es embargarle la caja de cada dia¡¡¡¡, =sencillo=, le meten un controlador en los locales y ya "solucionado", funcionarios sobran para estas tareas. Lo único que no se debe hacer es cortarle las piernas al corredor¡¡¡, dejarle que trabaje y ha cobrar de cerca. Ni michelines ni fama, hacerle pagar, y no cerrarle el camino.
Lo que Hacienda, que somos todos, quiere, es cobrar todo lo que los restauradores les debe, que se creen que por tener estrellas Michelín, han de hacer lo que les dé la gana, El Bulli cerró, posiblemente por mala gestión y no ha pasado nada, hay que pagar los impuestos como todos nosotros, Messi, etc, etc ah, por cierto!, si te vas fuera de España, elije bien el país, mira uno donde estéis libres, los "Michelines", de pagar impuestos, pocos habrá...