El Rey ha celebrado este lunes una emotiva audiencia con dos guardias civiles que formaron parte de la escolta que le prestó servicio en Las Jarillas, la finca donde recibió su primera educación española, con sólo diez 10 años y en compañía de otros ocho alumnos, mientras su familia continuaba en el exilio.
El propio Monarca ha explicado a los periodistas el origen de este reencuentro, 66 años después, en su despacho del Palacio de la Zarzuela.
La entrevista ha sido posible gracias a una carta que uno de los dos agentes le envió recientemente para desearle una pronta recuperación tras su operación de cadera del pasado 21 de noviembre.
El responsable de la misiva, José Velasco García, «era cabo primero en Las Jarillas cuando yo estuve aquí por vez primera», ha señalado don Juan Carlos momentos antes de que el guardia, que ya tiene 94 años, entrara por la puerta de su despacho, acompañado de su esposa, y caminando ayudándose de un bastón.
«Tú estás con bastón, yo todavía no he llegado», le ha dicho el Rey, muy sonriente, nada más verle, para pedirle que se acercara a él a fin de poder darle un abrazo y estrechar su mano.
Antonio Jodrá, el otro compañero, ha accedido entonces junto a su mujer en la estancia y le ha informado de que él era «componente de la escolta aquella primitiva» montada para el entonces Príncipe, quien iba a educarse en España por acuerdo entre su padre, el conde de Barcelona, y Franco, en la histórica entrevista del yate «Azor».
Jodrá también ha recibido los parabienes del jefe del Estado, quien se ha mostrado muy satisfecho por haber podido convocar a dos personas que forman parte de sus primeras vivencias en España.
«¡Qué gusto verles!», les ha dicho tras preguntarles quién le había enviado la carta e invitarles a sentarse con ellos y sus esposas ante la mesa donde habitualmente recibe a sus invitados.
Antes de hablar sobre los lejanos tiempos de 1948, Jodrá le ha preguntado «qué tal la pierna», en referencia a su recuperación tras la operación de cadera, a lo que el Rey ha contestado: «Mucho mejor, mucho mejor».
Las Jarillas, una finca propiedad de Alfonso Urquijo, ubicada cerca de la carretera de Colmenar Viejo, a 17 kilómetros de Madrid, sirvió para que don Juan Carlos recibiera sus primeras enseñanzas en España.
Fue una pequeña escuela montada expresamente con sólo ocho alumnos, cuatro de las principales familias aristocráticas y cuatro de la clase pudiente de la época: Alonso Álvarez de Toledo; un primo del entonces Príncipe, Carlos de Borbón-Dos Sicilias; Jaime Carvajal y Urquijo, Fernando Falcó, Agustín Carvajal Fernández de Córdoba; Alfredo Gómez Torres; Juan José Macaya y José Luis Leal.
En la carta que envió al Rey, el entonces cabo primero, responsable del grupo de escoltas, le decía: «Su Majestad era un niño sano y fuerte y yo era un joven guardia civil orgulloso de la misión encomendada».
Además de interesarse por su salud le deseaba que se recuperara y que hiciera caso a los médicos porque, aseveraba, «le necesitamos».
Esta carta encantó al Rey, según les ha confesado personalmente, sobre todo porque gracias a que José Velasco se animó a enviarla han podido celebrar una audiencia especialmente entrañable, en el mismo despacho donde don Juan Carlos recibe a jefes de Estado, presidentes extranjeros, ministros, y al propio jefe del Gobierno.
En la finca de Las Jarillas, el actual Monarca recibió una educación exigente: «Dado quienes éramos teníamos que dar ejemplo», manifestó tiempo después, y vivió peripecias infantiles que seguramente hoy ha tenido oportunidad de recordar.
3 comentarios
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Si la familia real tuviera un poco de decencia, sólo un poquito, pedirían disculpas y se marcharían de este país. Cualquiera que se haya molestado en estudiar un poco la historia de los reyes en España, si es objetivo, se habrá dado cuenta del daño que nos han hecho. Y siguen viviendo a nuestra costa como si tal cosa. Pero la culpa es nuestra, sólo nuestra. Lo permitimos
Pues menudo tamaño tienen las manos del hombre que le da la mano al Rey en la foto. Como para haberlo conocido de joven y que le soltase a alguno una GALLETA con toda la mano abierta. Fuaaaaassssss
Siguen en la casa real con el plan de marketing para vendernos de nuevo algo invendible, como es que haya una familia por encima del resto de familias del Estado. O sea, que si tienes la suerte de nacer en esa familia, tienes el momio asegurado para ti y tus descendientes. Solo por nacer en ella. Y todos los españolitos a pagarte un buen sueldo, vacaciones en Mallorca y en Baqueira, y todas las prebendas habidas y por haber. Ya no estamos en la época feudal, pero España se parece cada vez más a aquella época. Esto ha de cambiar y depende de la ciudadanía. Hay un antibiótico, se llama GAMONAL, y mata en un par de días todos estos virus que están en el metabolismo español, afincados desde el año 1939. Ese antibiótico somos toda la ciudadanía, depende de todos activarlo.