-¿Cómo valora la experiencia de actuar en la serie de TV3?
-La experiencia en La Riera es muy gratificante. Pocas veces los actores tenemos la oportunidad de trabajar cada día y de forma constante. Solemos tener trabajo en series durante unos pocos meses pero no durante dos años, como en este caso. Esta continuidad te permite evolucionar como actor.
-¿Cómo es el papel de Mireia y el plan de trabajo cotidiano?
-Es un personaje secundario fijo. No es un protagonista pero salió toda la temporada y también lo hará la siguiente. La gracia de este trabajo es que puedes arriesgarte porque sabes que volverás al día siguiente. La otra ventaja es la variedad en los horarios. Algunas semanas actúas cada día, otras sólo tres jornadas. El horario de rodaje es de 8 de la mañana a 3. Los actores llegamos una hora antes para maquillarnos. Los estudios están en Esplugues. La serie sucede en un pueblo ficticio que se llama Sant Climent del Maresme. Los exteriores se ruedan en Mataró, Sant Pol y Arenys.
-¿Qué particularidades tiene el catalán que emplea su personaje?
-Yo hablo catalán estándar con las variantes del Maresme. Como en todas las series, hay un lingüista que nos corrige. En mi caso, los padres de mi personaje son del Maresme y tengo que hablar como la gente de la zona. Eso no supone una dificultad porque hace mucho tiempo que vivo en Barcelona. Estudié dicción catalana en el Institut del Teatre de Barcelona aunque a veces se me escapa alguna expresión mallorquina.
-¿Prefiere el teatro o la televisión?
-Son tan diferentes que no se pueden comparar. Me gusta todo. El trabajo en televisión es muy específico. En una jornada se suele dejar listo casi un capítulo entero. Todo es muy rápido. En teatro te pasas ensayando un papel durante un mes y medio antes de interpretarlo. Durante una etapa de la vida me formé en teatro y podía sentirme más a gusto, pero después, durante todo un periodo laboral, me he formado en televisión. Ahora me siento bien en los dos trabajos.
-¿Qué destaca de su interpretación en la adaptación teatral de Mort de dama?
-Fue fantástico a nivel artístico, humano y profesional. Se me ilumina la cara al recordarlo. Se reunieron todas las condiciones que hacen feliz a un artista: los ensayos fueron interesantes y productivos, la obra tuvo un gran éxito en Barcelona y Mallorca, y todos nos teníamos un gran aprecio. Fue muy emocionante. Había actores catalanes y mallorquines y todos nos llevábamos muy bien.
-¿Es Rafel Duran un director duro?
-Los directores son duros, en general. Es su papel como director. Rafel Duran tiene carácter, pero me encantó verle trabajar. Los ensayos eran muy divertidos. El guión marca unos límites que no puedes sobrepasar. En Mort de dama representaba un papel muy pequeño pero con Assun Planas y Rafel nos salimos del texto.
-¿Cómo prepara sus interpretaciones?
-De entrada, lo primero que me sale es la parte instintiva pero, después, me da placer el pasar a un plano más intelectual y encuentro emocionante documentarme.
-¿Dónde empezó a pensar que quería ser actriz?
-Yo nací en sa Pobla. En teatro empecé en el Teatre Sans. Con 17 años me instalé en Barcelona. Pasé las complicadas pruebas del Institut del Teatre donde se presenta mucha gente. Al tercer año de estudios estuve haciendo un Erasmus en Londres. Después entré en una compañía francesa de Toulouse que se llamaba Plasticiens volants. Estuve de gira con ellos. De entrada, lo que me gustaba más era el teatro experimental, de creación. Era teatro visual, teatro de calle de gran formato. Después llegó mi primer contacto con la televisión con Vallterra en IB3. Fue una superescuela para mí. Aprendí mucho. He podido hacer con tranquilidad lo de La Riera gracias a Vallterra. También estuve unos meses en Berlín, pero mi base ya ha sido siempre Barcelona.
-¿Cuáles son sus próximos proyectos?
-El 3 de septiembre tengo las pruebas de maquillaje, vestuario y peluquería para la segunda temporada de La Riera, cuyo rodaje empieza el día 6. Ya tenemos grabada una parte de la nueva temporada. Se trabaja con un margen de un mes. Este verano he rodado un cortometraje con la Escola de Cinema de Catalunya durante ocho días. Se trata de una historia de amor de dos amigas. Después de todo un año en La Riera, el guión me ofrecía nuevos retos y me permitía cambiar de registro. Es una manera relajada de trabajar en cine, un género que no he tocado tanto.
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