Un gazpacho de chirimoyas, un cordero «Al-Andalus» y un canutillo de ricotta y almendras titulado «El beso de Jorge» constituyen la apuesta del vencedor de la noche, que ha señalado que un antiguo sueño cumplido de jugar en el Atlético de Madrid ha sido «superado por goleada» al ganar la quinta edición de «MasterChef».
La primera de todas con una final «a tres» que, desde hace unos días, ha estado rodeada de especulaciones por la emisión de unas imágenes que, supuestamente, daban pistas sobre el que sería el triunfador de esa final, en la que Nathan se ha quedado a las puertas con un segundo puesto y Edurne ha quedado en tercer lugar.
Junto a ese trío finalista competían por el ansiado título al comienzo de la noche Elena (cuarto puesto) y Miri (quinto), que han intentado hacerse hueco en una final para la que solo tenía pase directo Edurne, la concursante más veterana en la última fase del concurso, emitida antes de lo previsto -en miércoles y no en domingo-, como el resto de programas.
Antes de que llegara ese momento decisivo, estaban en el aire los dos últimos billetes para el «combate».
El primero lo ha conseguido Jorge al elaborar un plato «muy parecido» al propuesto por Paolo Casagrande, jefe de cocina del restaurante Lasarte Martín Berasategui, quien ha marcado los pasos necesarios para que los aprendices copiaran su complejo pichón a la brasa con picada de cítricos.
Solo quedaba la última chaquetilla blanca, disputada en el madrileño hotel Relais & Chateau Orfila, donde los aspirantes han cocinado un menú degustación de seis platos diseñado por Jordi Cruz.
Un desafío gastronómico muy tenso que ha dado de comer a ocho miembros de la Real Academia de la Gastronomía y en el que ha destacado Nathan, el tercer y último nombre que se unía a los de Edurne y Jorge para luchar en la temida final.
Rodeados en plató por sus familiares y compañeros, los tres aspirantes al título de mejor cocinero «amateur» han vivido con nervios el duelo definitivo, ese en el que tenían que seducir con sus creaciones el paladar del habitual jurado del programa, compuesto por Jordi Cruz, Samantha Vallejo-Nágera y Pepe Rodríguez.
Y también el de Joël Robuchon, el cocinero más laureado del mundo, elegido en 1990 como «el chef del siglo», que tiene en su haber 28 estrellas Michelín repartidas entre sus restaurantes.
Para semejante combate entre fogones, Jorge -que se ha emocionado al reencontrarse con su hermano-, ha apostado por un menú «con mucha identidad» que recordaba a sus raíces granadinas, mientras que Nathan ha apostado por un plato «de vanguardia» y Edurne ha preferido recurrir a su «cocina tradicional», a la que ha aplicado las técnicas aprendidas en los últimos meses.
Tres propuestas personales muy variadas que han contentado tanto al jurado como a Robuchon, y que complicaban la tarea de deducir con claridad el nombre del ganador hasta el momento en que se ha anunciado.
Desaparecía así la intriga de los espectadores al conocer el nombre del concursante triunfador, que ha presentado el «mejor» de los entrantes, según el chef francés, y que ha conseguido alabanzas del jurado por un menú que incluía un plato principal «de diez» y un postre «bien ejecutado».
Gracias a ese esfuerzo se ha alzado, emocionado, con el trofeo que acredita su victoria y ha sido galardonado con un premio en metálico de 100.000 euros, así como con la publicación de su propio libro de recetas y una formación gastronómica en la prestigiosa Basque Culinary Center.
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Desde Cuba.... Felicidades muchacho, que dios de Bendiga