Un viaje en el que Ara se ha abierto con el comunicador y le ha contado los duros momentos que vivió en su infancia. «Era una época de follón en todo el mundo, con la Primera Guerra Mundial y donde nadie controlaba lo que pasaba en Armenia. Toda mi familia paterna murió menos mi abuelo. Por parte de mi madre, mi abuelo era una especie de héroe y salvó a toda su familia», señaló. Y es que siendo tan solo un niño, Malikian vivió la guerra en primera persona.
«Mi infancia fue muy buena hasta que con siete años estalló la guerra. Pasamos días y semanas viviendo en sótanos, veíamos a los muertos por la calle y perdí a muchos conocidos, entre ellos a un primo», explicó a Calleja. La guerra también estuvo muy presente en su decisión de dedicarse al violín: «Mi abuelo se salvó del genocidio porque una banda europea de músicos le dejó un violín para que fingiese ser parte de la banda. Él se hizo pasar por músico y pudo escaparse con ellos».
Una pasión que en su familia se ha transmitido generación tras generación: «Toco el violín desde antes de nacer porque mi padre estaba obsesionado con que lo tocase». Respecto a su vida en Europa, Ara llegó a Alemania gracias a una beca que consiguieron sus padres. Unos comienzos que fueron complicados, ya que le costó integrarse: «Estaba acomplejado por no ser europeo y hasta llegué a disfrazarme para parecerlo. Me alisaba el pelo, me depilaba las cejas y hasta me cambiaba mi nombre».
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