Imagen de las actividades que se realizan. | Gori Vicens

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Que desde pequeños ya se interesen por conocer el mundo agrícola y ganadero en unos tiempos difíciles para este sector, donde predomina ser urbanita, es importante. Si uno no viene de raíces familiares de fora vila, una manera de ir involucrándose en este ambiente es a través de las granjas escuelas.

Una de éstas es la del Molí d'en Joan Beia, en las afueras de sa Pobla. Funciona desde hace cuatro años, y de cada vez con más éxito y aceptación, no sólo con niños sino que han introducido, periódicamente, actividades para los adultos relacionadas con el sector agrícola.

Están al frente de ella, los hermanos Antònia y Joan Jordi Tauler y Maria Magdalena Crespí. Como actividad extraescolar, las actividades que organizan se concentran durante los períodos vacacionales de verano, Navidad, Semana Santa y los ‘puentes'. Crespí, explica que están «dirigidas a niños de 3 a 13 años que van rotando las diferentes tareas rutinarias y diarias que conlleva el campo, desde dar de comer a los animales, la limpieza de los establos u otros espacios, a la siembra, regado, cuidado y recogida cuando esté en su punto de diferentes frutas y verduras dependiendo de la época del año», explica.

Todas estas actividades se combinan con otras más lúdicas para niños de éstas edades, con juegos, representaciones teatrales e incluso culinarias, preparando cocas de verdura u otros con los productos que ellos mismos han recogido y que después venden, con ilusión, a padres y familiares. Además, durante el curso escolar son muchos los colegios que se interesan para que sus alumnos visiten un día la granja y tengan una primera impresión de cómo funciona.

Para adultos, los fines de semana se van organizando talleres y actividades relacionadas con el mundo agrícola, como son cursos de cosmética natural, de batidos con productos naturales, entre otros.

Los hermanos Tauler comentan que «esta granja escuela surgió de casualidad». La finca se dedicaba, principalmente, al cultivo de arroz, pero Antònia, que cuidaba niños empezó a llevarlos allí para que se entretuvieran, y lo consiguió. «De cada vez más, los pequeños se interesaban para participar de las tareas agrícolas, hasta que hace cuatro años y ante la demanda que ya teníamos decidimos dar el paso y montar la actividad de granja escolar que se compagina con el uso agrícola de la finca, ya que una parte de ésta se sigue dedicando al cultivo de arroz», explican.

Estos días de vacaciones navideñas han sido muchos los niños que han asistido a la granja para ‘trabajar ' y disfrutar de lo que es y da el campo.