Eugenia Kazachkova explica que fue su esposo Miguel Pascual, empresario del sector turístico nacido entre viñas y apasionado del vino, quien se lanzó en 2012 a esta aventura vitivinícola creando desde cero la bodega en sa Bassa Plana, una antigua finca del siglo XVIII, restaurada y transformada en un confortable hotel rural en Llucmajor.
Hoy es todo un referente en el sector. Adscrita a la DO Pla i Llevant y a Vi de la Terra tiene además el certificado de vinos veganos.
«Ya desde el primer día decidimos hacer nuestros vinos veganos, aunque no lo certificamos hasta un tiempo después», explica Kazachkova. Aunque el consumidor no experto pueda pensar que el vino es de por sí un producto vegano, lo cierto es que habitualmente se utilizan proteínas animales durante el proceso de clarificación. No es el caso de las Bodegas Vi Rei que utilizan un filtro tangencial con membranas cerámicas.
«Lo cierto es que los comerciales nos dicen que este es un buen plus para los restaurantes, que cada vez demandan más incluir vinos veganos en sus cartas», dice Eugenia Kazachkova.
La siembra de los viñedos comenzó en 2012, las obras de construcción de la bodega en 2014 y en 2017 abrieron sus puertas al público. Ofrecen todo tipo de eventos, también visitas guiadas (incluyen un vistoso trenecito) con degustación. Con motivo de la pandemia, Pascual y Kazachkova quieren mostrar su gratitud a los trabajadores sanitarios que se están dejando la piel para combatir la COVID-19. Así, los sanitarios pueden inscribirse gratis en sus visitas guiadas y degustaciones junto con un acompañante.
«Es una oferta para agradecer su labor, su trabajo, su lucha. Lo seguiremos haciendo al menos hasta el mes de agosto, porque se lo merecen. Lo cierto es que ya han venido algunos y se muestran muy agradecidos, pero nos gustaría que vinieran muchos más», dice Eugenia Kazachkova. Es consciente de que vivimos momentos difíciles para todos, pero se muestra optimista de cara al futuro.
Este matrimonio conoce bien el sector turístico. «Miguel estuvo 25 años con el hotel antes de decidirse a crear la bodega», dice Eugenia Kazachkova. Hoy, el viñedo es un «atractivo añadido, una cosa más que disfrutan los clientes del hotel».
«Al final el turista es también un cliente, pero lo cierto es que son mundos muy distintos y crear la bodega era el sueño de Miguel», dice su esposa.
Las bodegas elaboran vinos tintos, blancos, rosados y espumosos con variedades internacionales y nacionales. Su secreto: «Trabajar siempre con la mente abierta».
10 comentarios
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@dimbladas, lo dice mi comentario y la noticia: NO SON VINOS VEGANOS AQUELLOS EN CUYA ELABORACIÓN SE HAN EMPLEADO CLARIFICANTES DE ORIGEN ANIMAL COMO LA ALBÚMINA DE HUEVO, LA GELATINA O LA CASEÍNA DE LA LECHE. A ver si en mayúsculas lo entiendes. Un saludo.
Gracias Kendu por la explicación, pq se tan poco de vinos que me pensaba que aun vienen de la uva. Muchas gracias pq asi en vez de comentar que me parece absurdo la idea de un vino vegano comentare que no entiendo que se permitan elaborar alimentos que no contienen el alimento que se supone consumes. Como la leche que lleva de todo menos leche o en este caso el vino que lleva chuletas pero no vino.
Creo sinceramente que los restaurantes incrementan abusiva mente el precio de los vinos y también quizás de los postres. Es por ello que siempre me tomo los vinos buenos en casa y los postres también, en los restaurantes me conformo con un café.
Si el vino se hace a partir del mosto de la uva, me pregunto qué vino no es vegano
@ Tomeu de Palma. Los hombres de las cavernas todavía existen y el mundo es plano para algunos.
A los que no lo entendéis: lo dice muy claro la noticia. Si para clarificar un vino tinto utilizas gelatina, el vino ya no es 100% vegetal porque durante su elaboración se ha empleado gelatina, y esta procede de los animales. Por tanto, de pardalada tiene más bien poco y, de hecho, por una cuestión de alérgenos, pronto será obligatorio que lo indique la etiqueta, ya que también se usan clarificantes derivados del huevo (albúmina) y de la leche (caseína). De nada.
Sinceramente ante un vino "vegano" solo puedo decir: Quina pardalada. Luego vendrán y explicaran que si proteína, que si no se qué, pero yo, desde mi incultura seguiré pensando: Quina pardalada.
Si ahora por un vino de alrededor de tres euros en un restaurante pagas de 12 a 15 euros , si pides un vegano ya te saldrá más caro que pedir langosta .
No se si eso de llamarlo vegano es más bien oportunista... suena a marketing del malo.
Está bien explicar por que son veganos, yo pensaba que los vinos veganos son aquellos donde se espantan a las moscas de la uva para que no mueran en el proceso.