Kyrian Fabricius y Violeta López posan en la finca pública de Galatzó. | A.M.

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La explotación agropecuaria de Galatzó ha entrado en una nueva dimensión. De ello se encarga desde hace un mes Amadip Esment Fundació, entidad sin ánimo de lucro que se ha hecho con el contrato reservado a través del cual el Ajuntament de Calvià quiere recuperar los usos tradicionales de un predio de montaña.

El reto que afronta Esment «es muy grande», coinciden Violeta López y Kyrian Fabricius, los dos ingenieros agrónomos encargados de la gestión agrícola y ganadera de la finca. Afrontan este desafío profesional con la misma ilusión con la que recibe un niño un bloque nuevo de plastilina. «Posibilidades infinitas», dice Violeta. Galatzó cuenta con 1.200 hectáreas, de las cuales únicamente unas 42 son aprovechables para la producción agraria. «Lo difícil es enfocar, por eso hemos empezado delimitando las parcelas para estudiar qué se puede hacer en cada una», comentan Violeta y Kyrian. Priorizar lo invisible, pero imprescindible, para que los cultivos salgan adelante.

Por ello han acondicionado el huerto de cara a la siembra de los productos de verano y han modernizado y saneado el sistema de riego. «El agua no sobra y queremos aprovechar la que llega desde la Font des Ratxo», comenta Violeta López. Quieren aplicar sus conocimientos en ingeniería agrónoma y la tecnología adecuada para aumentar exponencialmente la producción de la finca.

Hasta el momento, y durante 28 años, era Biel de Galatzó quien se ocupaba de mantener la explotación, «un trabajo excepcional desde un punto de vista tradicional», señala Violeta, que apuesta ahora por introducir una visión global y moderna en la gestión del predio. Ese rejuvenecimiento afectará también a los árboles productivos. Esment buscará el equilibrio entre su valor paisajístico y la propia producción.

Además, uno de los huertos se dedicará a experimentar con variedades locales para sublimar su cultivo. Porque la obtención de materias primas de calidad es el fin último de su desempeño en el terreno.

Los productos que nazcan en Galatzó serán transformados por la empresa y/o comercializados en puntos como el Café Palmanova, su centro de referencia. «Queremos vincular y hacer patente el origen de las materias primas y su transformación por parte de la entidad», detalla Violeta.

La ganadería constituye otro de los retos principales de la entidad a lo largo de los próximos años. Su intención pasa por reintroducir la vaca mallorquina y por potenciar la apicultura. Pero antes cabe acondicionar las parcelas. «Para tener ganado en extensivo es fundamental hacer los cerramientos», asegura Violeta, consciente de la necesidad de compaginar lo agropecuario con el carácter abierto al público de la finca. Y todo ello lo hará Esment a través de dos técnicos permanentes en la finca, Kyrian y Dani, y tres personas del municipio con discapacidad intelectual, cuya ocupación es una de las líneas principales de la Fundació.