La explotación consta de 150 hectáreas de superficie y tiene plantaciones de algarrobos y olivos centenarios.

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Enclavada en la Serra de Tramuntana se encuentra una antigua explotación rural: Monnàber Nou, que lucha en la actualidad para conciliar los valores agrarios con la moderna industria turística. Aprovecha el tirón de ésta última para garantizar la pervivencia de los usos y costumbres ancestrales de la possessió. La finca es propiedad de Francisco Juan Mayordomo Siquier, su madre y su hermana. Pertenece al municipio de Campanet y linda con la conocida finca de Gabellí Petit, donde se encuentran las famosas Fonts Ufanes, y con el emblemático municipio de Escorca. Desde hace unos años la familia transformó la antigua posesión y sus instalaciones anejas en un hotel.

Francisco es tajante a la hora de valorar la experiencia: «La finca agrícola podría mantenerse con su actividad, pero lo que no podríamos mantener de ninguna manera son las edificaciones históricas debido a su elevado coste. Para eso se nos hace imprescindible la actividad turística». La finca consta de 150 hectáreas de superficie que contiene como cultivos mayoritarios algarrobos y olivos centenarios, cuantificados en 1.500 aproximadamente. Produce 1,5 toneladas de aceite de oliva al año de la variedad empeltre mallorquina. «No le aportamos fertilizantes químicos ni regadío. Hacemos una rotación a base de podas controladas, dividiendo la finca en tres partes rotatorias, para dar dos años de descanso y uno de producción a los árboles», explica Mayordomo. «El control de plagas, sobre todo de la mosca del olivo, lo hacemos con trampeo en lugar de veneno o también utilizamos, aunque de forma muy esporádica, productos ecológicos», agrega.

Para complementar esta producción agrícola la familia Mayordomo también practica la ganadería extensiva de la possessió dedicándola a la cría de cordero y cerdo negro mallorquín. «La compilación no es solo económica sino también biológica pues el ganado aprovecha las olivas y algarrobas que caen al suelo como alimento, además del pasto natural y del que les sembramos. Al mismo tiempo los animales abonan la tierra mediante sus excrementos», informa el propietario. Éste agrega: «La explotación del agroturismo nos ha permitido, por otra parte, obtener una mejor rentabilidad pues hemos eliminado intermediarios y hacemos venta directa, bien sea a nuestros clientes, o a través de nuestra web. Como dato curioso me gustaría explicar que el 99 % del aceite que vendemos se lo llevan nuestros clientes del hotel».

Francisco Mayordomo.

El restaurante del complejo es el otro gran cauce para la venta de los productos de la finca. «Los lechones y corderos que criamos se venden directamente cocinados en nuestro restaurante. Hemos logrado un I+D agroalimentario. Puedo decir con orgullo que en estos momentos no me preocupa ni el precio de mercado de la carne de cordero ni el de cerdo; vendemos los nuestros cocinados», dice Francisco. Quizá la conclusión más importante de todo este proyecto es que «mientras otras grandes fincas permanecen casi improductivas Monnàber Nou posibilita 40 puestos de trabajo directos y todo el año», asegura Francisco Juan Mayordomo con orgullo.