Hace seis años, Andreu Salinas se embarcó en esta aventura y hoy ha llegado a buen puerto con una excelente acogida. | Assumpta Bassa

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La imagen más nostálgica de Vilafranca está asociaciada a aquellas pequeñas botiguetes ubicadas en la antigua carretera de Palma con los enfilalls de tomàtigues de ramallet o los sabrosos melones locales. La variante desvió el tráfico fuera de la localidad pero también hizo mella en esta tradición agrícola y son pocas las tiendas que todavía se mantienen en pie. Andreu Salinas (Palma, 1985) desde hace seis años trabaja la tierra en la finca de Es Cremat. Se dedica a la agricultura de secano. Ahora tiene en marcha un bonito proyecto de crear una cooperativa de jóvenes para recuperar estos productos tradicionales de Vilafranca.

«Éste es nuestro objetivo. Recuperar las semillas antiguas, melones y tomàtigues de Vilafranca con el sello de aquí. Esto sería muy importante porque además crearía lugares de trabajo en el pueblo. Estamos muy ilusionados con el proyecto y ya tenemos interesados en formar parte del mismo». Llegó al campo después de dedicarse durante 10 años al ámbito comercial. Salinas explicó que «estaba cansado y necesitaba un cambio en mi vida. La agricultura empezó como un hobbie en una finca familiar y ahora es mi profesión. Hemos ido creciendo mucho en estos seis años. Ahora tenemos 80.000 tomatigueres, 15.000 meloners y 20.000 carabasseres».

La clave del éxito es la venta directa que permite ofrecer a los clientes un producto de calidad. «Muchos grandes hipermercados me han pedido producto pero yo tengo claro que solamente me voy a dedicar a la venta directa. Dos días vendo en el mercado ecológico de Palma y sirvo a otras tiendas pequeñas. Mis clientes me conocen y están muy satisfechos con el producto».

Trabaja con semillas propias de hace 80 años con el sistema de secano. «A la hora de sembrar vamos por lunas y se hace una semana antes de Pascua. Las ventajas de la agricultura tradicional además de la sosteniblidad es que facilita una mejor conservación y una mayor producción y calidad durante todo el año». Todo el mundo valora la tomàtiga de ramallet, pequeños y mayores, porque no hay nada mejor que un buen pa amb oli y para ello es imprescindible un buen producto.

«Nosotros no cubrimos ni un uno por ciento de la necesidad real de la demanda, por ello hay tantos híbridos. Yo estoy muy orgulloso de hacer tomàtiga de ramellet de secano. Se conservan en cajas algunas y otras y hacemos aproximadamente 10.000 enfilalls».

Ahora han empezado a sembrar sus productos que se recogerán en julio o agosto. «El melón es un producto que dura mucho. En Navidad vendemos 3 o 4 toneladas». Andreu Salinas también es el director comercial de la cooperativa de Pagesos Ecològics de Mallorca. «Tenemos 13 productores asociados y cada uno de ellos especializado; nos hemos juntado para dar servicio a escuelas y escoletes, en los comedores».