Francisco Torres. | Pep Córcoles

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Francisco Torres y Marina Artigues han abierto en Inca el primerceller' de hidromiel de Mallorca. «No tenemos constancia de que exista otra bodega dedicada profesionalmente a la elaboración exclusiva de hidromiel», explica Marina. La hidromiel es una bebida alcohólica que se produce exactamente igual que el vino, «por fermentación de levaduras que transforman el azúcar de la miel en alcohol en presencia de un medio acuoso», explica técnicamente Francisco.

Los dos jóvenes llegaron a esta actividad movidos por la curiosidad y por otras personas. En el caso de Francisco fue, según él cuenta: «Porque soy medio alemán y en el norte de Europa es una bebida muy conocida y apreciada. Yo pensé que aquí tenía que encajar debido al elevado número de turistas que recibimos. Al iniciarme e investigar descubrí que también en el Mediterráneo se elaboraba en la antigüedad pero que fue desapareciendo».

Marina empezó porque conoció a un joven que la elaboraba. «Empecé a hacer hidromiel con mi expareja, me gustó y seguí. Luego conocí a Francisco en una feria y decidimos unirnos», cuenta.
Los bodegueros han abierto su ‘celler' en la conocida plaza del Blanquer de Inca. Desde allí, donde elaboran el dulce brebaje, venden su producto de forma directa o a través de internet. «Tenemos ya algunas tiendas y restaurantes que se han interesado y han comenzado a trabajar con nosotros», informa Francisco.

Para conseguir su hidromiel, los dos elaboradores usan miel que producen sus propias abejas. Pero han tenido que contactar con un apicultor externo para proveerse de más cantidad debido a que la elaboración ha ido creciendo.

«Muchos apicultores elaboran hidromiel de forma casera para tener un producto más a la venta. Sin embargo, prefieren vender la miel debido al elevado precio que tiene la que se produce en Mallorca –explica Francisco–. Nosotros lo hicimos al revés; primero empezamos con la hidromiel y luego nos hicimos apicultores pues necesitábamos materia prima. Comprarla a los apicultores locales resulta excesivamente costoso y nos encarece mucho el producto».

La elaboración de esta bebida requiere una fermentación con temperatura controlada, igual que el vino, «para que se produzca un licor de calidad y no pierda ninguna de sus cualidades. Las levaduras naturales que usamos como la Sacaromices servisae trabajan cómodamente y nos dan una hidromiel de excelente calidad», dice Marina.

Los dos pioneros elaboran una media de 400 litros al mes. Es decir, unos 4.800 litros de hidromiel al año. «Tenemos tres líneas de elaboración; a dos de ellas las llamamos hidromiel origen. Una es de nueve grados y la otra de 13 grados. Lo que las diferencia es la cantidad de miel usada en cada una. La primera es más seca y la segunda más dulce», informa Francisco. «La tercera es la que llamamos melomiel y se combina con frutas o especias para hacerla muy aromática. Por ejemplo, la que comercializamos masivamente es la melomiel de cerezas», agrega.

La filosofía de los dos elaboradores es la de usar siempre producto kilómetro 0. «Las cerezas son de Sóller, por ejemplo», indica Marina. «Comenzamos usando, incluso, el agua de la Font Cuberta de Lluc, pero hemos tenido que desistir por una cuestión legal de manejo sanitario, y usar finalmente agua tratada», agrega. El producto acabado se comercializa en botellas de 75 centilitros que se venden bajo la marca acuñada por los dos jóvenes: Mandràgora Hidromel. El precio va desde los 14,5 euros, la más barata, a los 18 euros de la más cara.