La nueva clínica veterinaria en Algaida es la única en el municipio. | Francesca Marí

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Viene de familia de payeses y su pasión por la tierra y los animales los lleva en los genes. Pese a que asegura que su profesión se va cociendo a fuego lento con los años, Pere Josep Torrens (Ruberts, 1964) habla con gran cariño de sus pacientes, principalmente animales de compañía. Estudió Veterinaria en Zaragoza y en 1987 abrió una clínica en Ruberts, su localidad natal, donde ha ejercido como manescal más de 35 años. Desde hace un tiempo la clínica de Ruberts sufre «defectos estructurales» por lo que tuvo que cerrar temporalmente y ahora emprende una nueva aventura en Algadia donde el próximo 29 de diciembre hará la presentación de la nueva clínica veterinaria.

«En Ruberts tenemos defectos estructurales por unas fugas de agua que no se terminan de solucionar y desde la administración más próxima nos dicen que esperemos, pero nosotros no podemos esperar más. Hemos esperando casi cuatro años», explica.

Pese a que su trabajo se enfoca principalmente a animales de compañía como perros y gatos, asegura que en estas más de tres décadas, él y su equipo ha tratado con todo tipo de animales. «Cada animal tiene su propia historia, aparte de su condición o enfermedad», asegura mientras recuerda que en estos años ha tratado con «miles de perros». Tiene recuerdos para uno en especial En Rebent: «Un perro precioso de l’amo en Jeroni que fue uno de nuestros primeros clientes. Primero venía acompañado por l’amo Jeroni, luego lo llevaba alguna vez su hijo, y más tarde, su nieta. Fue en ese momento en que tuve plena conciencia del paso del tiempo por la clínica», explica.

Torrens asegura que la nueva ley de bienestar animal ha afectado también a los veterinarios como «afecta a todo el mundo». «A veces hay medidas que se toman en los despachos y que en la calle, en el día a día, no son de tanta aplicación. O que a veces pueden colisionar con los intereses de los propietarios, que ahora les llaman tutores de los animales», comenta.

Pese a ello, el veterinario asegura que la «la ley de bienestar animal tiene puntos favorables, pero también habrá otros que no ayudarán nada a la calidad de vida ni de los animales ni de sus responsables». Per ello, Pere Josep deja claro que «un perro es un perro, como decían nuestros abuelos y bisabuelos, y l’amo sabe que debe estar bien cuidado. Es una propiedad y también es una responsabilidad».

Además, deja claro que quien decide tener un animal, «muchas veces lo tiene en más consideración que a otras personas entre iguales». Con la nueva norma, «consideran los animales como un lujo, porque nuestro trabajo está gravado con un 21 % de IVA; pero un animal no es un lujo, es una necesidad para mucha gente. Hay personas que solo tienen al perro, a nadie más. Es un apoyo. Sobretodo al hablar de una sociedad cada vez más envejecida y sola», enfatiza.