La enóloga dice: «Hemos labrado un camino que al echar la vista atrás, te enorgullece, ya que cuando estás en el proceso no te das cuenta de la magnitud de lo que estás haciendo; somos miembros de la asociación de viticultura regenerativa desde 2021. No alcanzamos a recordar cuando eliminamos los herbicidas y pesticidas. Hace cuatro años que no labramos horizontalmente para regenerar el suelo. Usamos etiquetas de papel mineral, botella de bajo peso, eliminación de la cápsula y siempre uso de corcho natural. Hemos disminuido variedades foráneas y hemos aumentado las autóctonas, entre otros».
Viña regenerativa
Este año sacará su primer vino elaborado a partir de una viña cien por cien regenerativa. «Es un vino elaborado a partir de la primera vendimia de la finca es Rafal, de Sencelles. Los suelos de este terreno son arcillo-calizos, con presencia de cantos rodados y de gran profundidad. La pluviometría de la zona es baja, con oscilaciones térmicas del día a la noche e influencia de la Serra de Tramuntana», explica Nadal.
La viña se plantó en vaso en el año 2019, originalmente sin sistema de regadío pero que se instalará el mes próximo. «Durante los cuatro primeros años de vida de la planta, priorizamos el enraizamiento, la formación y crecimiento vegetativo. Y ya, en agosto del 2023, realizamos la primera vendimia», comenta la especialista. Desde su plantación ha convivido con cubiertas vegetales tanto autóctonas como sembradas, «no se ha realizado ningún tratamiento sistémico, la viña no ha tenido contacto con ningún químico, ha convivido con plantas aromáticas y frutales que aportan biodiversidad y riqueza tanto aromática como paisajística», puntualiza.
Esperanza explica: «El día 17 de agosto del 2023 realizamos la primera vendimia, totalmente manual, en la que recolectamos los primeros 200 kilos de uva Premsal y Giro Ros. Al llegar la uva a la bodega, directamente la despalillamos y encubamos sin adición de ningún producto. Al cabo de dos días inició la fermentación con el hollejo (la piel de la uva) que duró 72 horas, momento en el cual decidimos separarlo de éste para que el mosto siguiera la segunda parte de la fermentación hasta apurar los azúcares».
Tras finalizar la fermentación se inició su crianza sobre lías en una botella de vidrio antiguo de 80 litros, donde ha permanecido criándose hasta que en breve será envasado en botellas de cerámica de Pòrtol de edición limitada y totalmente artesanal. Las lías son lo que se conoce como madre del vino: posos y levaduras antiguas. Como contienen muchas de las levaduras de la propia uva, contribuyen a que la fermentación vaya sobre ruedas. Además, aportan aromas. Los ácidos grasos aportan untuosidad y densidad al vino. Los polifenoles, el consabido color y estructura.
«Inicialmente, no sabíamos como podíamos comercializar este vino al que le queríamos dar un valor especial por la viticultura aplicada. Entonces, un día, se nos encendió la bombilla al ver que se promocionaba la Fira des Fang de Pòrtol. Pensamos que si conseguíamos poder embotellar este vino en cerámica artesanal de Pòrtol, acabaríamos de cerrar el círculo ensalzando aún más el vino, creando un producto elegante, de artesanía mallorquina y con la rusticidad característica de la payesía».
Color dorado teja
Este nuevo vino es «de color dorado teja, brillante y puede generar turbiedad. Posee aromas de fruta blanca, destacando el de zumo de manzana. Es denso, afrutado y largo. Destacaríamos que en boca es puro zumo de uva», sentencia Esperanza.
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