Laura Cotilla y Elvis Laucho, empleados de Agroilla. | Pep Córcoles

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La cosecha de sandía mallorquina está comenzando estos días. Algunos payeses han empezado ya a ofrecer esta popular hortaliza de verano. Cabe explicar que la sandía y el melón no son frutas a pesar de que se consuman dulces y como tales pues en realidad son hortalizas de la misma familia que el pepino. No obstante, «el consumo aún no es tan alto como cabría esperar a estas alturas del año debido a que todavía no ha hecho mucho calor», explica Àngel Segura, director comercial de la Corporación Agroilla, uno de los máximos productores de hortalizas y frutas de Mallorca.

Pep Mestre, payés de sa Pobla y presidente de Agroilla, detalla que «la cosecha de este año se prevé abundante. Las plantas se están desarrollando muy vigorosas, debido a que las temperaturas han sido, hasta ahora, primaverales. Presentan mucho fruto madurando lentamente».

En estos momentos pueden ya adquirirse sandías mallorquinas rayadas, las típicas grandes y llenas de pepitas; pero también las negras sin pepitas. «Esto de las pepitas es un auténtico debate –asegura Mestre–. Los más jóvenes prefieren las sandías sin pepitas pero los que tenemos más años preferimos las de toda la vida, aunque es más bien por una cuestión cultural pues ambas pueden ser igual de dulces y buenas». Segura agrega que «es una cuestión de comodidad. Los restauradores la prefieren sin pepitas porque es más fácil de manejar».

Mestre puntualiza que «la rayada con pepitas está cayendo en desuso. El comprador local la busca porque es más refrescante, tiene más agua, pero es más difícil de comercializar pues los clientes la quieren partida». El agricultor sostiene que «en ese aspecto diferimos mucho del consumidor europeo. En el continente los clientes buscan una sandía más pequeña, un calibre cuatro o cinco. Es decir, que una caja media de veinte kilos contiene cuatro o cinco sandías, lo que se traduce en piezas de unos cinco kilos».

Pep Mestre, payés y gerente de Agroilla.

Segura explica que «la creencia popular es la de que una sandía se debe consumir cuando es grande porque se supone que ha madurado totalmente. No obstante, nosotros estamos cultivando variedades que alcanzan su madurez con menos peso y contienen un elevado grado brix, algunas llegan a los 10 grados por lo que no tienen que envidiar a las de grandes marcas».

Los grados Brix (símbolo °Bx) miden el cociente total de sacarosa disuelta en un líquido. Por ejemplo, una solución de 10 °Bx tiene 10 gramos de azúcar (sacarosa) por 100 gramos de líquido o, dicho de otro modo, hay 10 gramos de sacarosa y 90 gramos de agua en los 100 gramos de la solución.
Mestre recuerda: «Hace unos años intentamos cultivar unas sandías mini para potenciar el consumo como fruta individual y eliminar la costumbre de pedirla partida, pero no funcionó, es una costumbre muy arraigada».

Segura finaliza que «en estos momentos aun hay muchos partidarios de la tradicional rayada y con pepitas pero gana muchos adeptos la negra sin pepitas. De todas maneras, en estos momentos, tanto de una como de otra hay más oferta que demanda por lo que el precio es relativamente muy bajo». El técnico sentencia: «La sandía es como el helado, debe hacer calor para que el consumidor la pida».