Magí trabaja en una granja familiar donde tiene ovejas, cerdos y bueyes. También cultiva cereal y alfalfa. | Aina Borràs

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Magí Rosselló (Porreres, 1996) es de esas personas que tiene claros sus objetivos. Tanto, que las primeras palabras que dijo de pequeño fueron «tractor» y «padrí», un preludio de lo que ahora es su vida: dedicarse a la agricultura en la finca familiar. «Cuando me cruzo con mis profesores todavía me recuerdan que siempre tuve claro que quería trabajar en fora vila», relata el joven. Es por ello que al acabar los estudios obligatorios, empezó a trabajar como autónomo en la granja de su tío, que está en Porreres. Aunque quien realmente le introdujo en el sector fue su abuelo, uno de sus pilares fundamentales: «Es por él que todavía estoy metido en este sector, me inculcó los valores necesarios para aguantar y aquí sigo».

En la granja tienen unos 220 cerdos, 950 ovejas y recientemente, también han introducido bueyes. «Mi abuelo antiguamente hacía matances de un buey, un evento que unía a toda la familia, pero cuando murió las dejamos de hacer. Por ello, un día decidí comprar uno; para volver a juntar a toda la familia. A raíz de esta historia, compré algunos más y ahora tenemos una quincena», relata el joven.

En su granja, venden los animales a pequeñas carnicerías de la Part Forana y huyen de las ventas al por mayor. En la finca no solo tienen animales, sino que también siembran su propio forraje, en concreto cereales y alfalfa. Cuanto a este cultivo, Rosselló explica que la sequía les ha jugado una mala pasada: «Antes llenábamos cuatro graneros con cien toneladas cada uno. Ello nos permitía incluso vender el sobrante que nuestros animales no se comían. Ahora solo hemos llenado dos y hemos tenido que comprar».

Rosselló explica que dedicarse al mundo agrario «no es fácil» y que el reto actual del sector es «conseguir vender el producto a un precio justo». «Hay mucha incertidumbre y mucho cambio en los precios, cuando vas a vender tu producto nunca sabes si empatarás en coste o si tendrás pérdidas. Ganar, casi nunca ganarás», explica.

Cuanto al modelo económico del sector, destaca que el Govern «en lugar de darnos subvenciones, tendría que impulsar una Mallorca productiva». En esa misma línea, concreta que se debería invertir más dinero en infraestructuras como por ejemplo desalinizadoras, «porque el agua no es un recurso ilimitado y es necesario para mantener el sector».

Rosselló es un joven entregado a su trabajo y dedica la mayor parte de su día a la granja. «Mi abuelo siempre me decía ‘Magí no sirve de nada trabajar toda la noche y por la mañana irte a dormir’, y ese es el consejo que he seguido». Admite que entre la juventud, es la excepción a la norma: «Si alguna persona busca calidad de vida, este no es su lugar. Se tienen que hacer sacrificios, aunque para mí no lo son porque lo hago por gusto y ambición», destaca el joven.