Mateu, junto a las algarrobas que compra a payeses y particulares para luego revenderlas a la industria del sector. | Francesca Marí

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Can Batliu es una de las empresas de referencia en la venta de productos agrícolas en Manacor. El almacén situado en la avenida Portugal es conocido en la ciudad ya que allí se ubicaba un molino de harina. El gerente de la empresa, Mateu Soler Riera (Manacor, 1951) asegura que no conocen exactamente el inicio empresarial de su familia, lo que sí tienen documentado es que el antiguo molino harinero derruido hace unos años y que era propiedad de la familia de Can Batliu tenía una inscripción en la fachada que rezaba de 1614. «No sabemos si en aquellos momentos pertenecía a la familia o no», explica.

Lo que es seguro es que los responsables de esta empresa familiar han sabido adaptarse al paso de los años y si bien a finales de los años cuarenta del pasado siglo los Batliu abrieron una fábrica de harinas, no fue hasta los sesenta cuando también ampliaron el negocio como almacén de venta de cereales y productos fitosanitarios.

A día de hoy mantienen parte de aquella esencia en la compra-venta de cereales y productos agrícolas, aunque han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y responder a la demanda del público. Uno de sus cometidos en estas fechas es la compra de algarrobas. Payeses y particulares no solo de Manacor, sino de toda la comarca, se acercan desde hace semanas a Can Batliu para vender el apreciado fruto.

El gerente explica que los precios de la algarroba a día de hoy están entre los 0,56 o 0,60 céntimos, aunque asegura que «tal vez podría estar un poco más elevado». Lo que tiene claro Mateu es que el precio de la algarroba no volverá a superar los dos euros como hace unos pocos años. Es más, se muestra muy contundente en ello: «Hubo unos precios desorbitados que hicieron mucho daño. Ahora la algarroba está a un precio que tal vez podría ser un poco más alto, pero no mucho más. Lo que está claro es que los precios desorbitados lo que provocaron es que cayera el mercado y luego no había demanda. El garrofín se ha substituido por otros productos». Lo ejemplifica dando datos como que el precio del garrofín «pasó de valer 28 euros y ahora se pagaba a 3,5 euros».

La algarroba no es el único producto que los payeses llevan a Can Batliu. La empresa también compra a profesionales y particulares cereales. El gerente confirma lo que ya anunciaron las organizaciones agrarias hace meses: que esta ha sido una campaña muy mala. «Normalmente comprábamos más de 200 toneladas de cebada a los payeses y este año hemos comprado solo 8.000 kilos. Ahora lo tenemos que traer de la Península», explica al recordar que al haber tan poca producción, algunos cerealistas han optado por guardarse ellos el cereal para sus animales y no llevarlo al almacén a venderlo.

La empresa cuenta con una gran tradición en la ciudad y además de la compra de cereal o algarroba, en Can Batliu se puede encontrar todo tipo de productos fitosanitarios, así como para los animales o pájaros, punto clave para los amantes del sector primario.