El miércoles por la mañana Eider García, veterinaria de Petra, empezó la inoculación de la cabaña con 720 ejemplares. Para ello, precisa también tomar la temperatura a todos los animales para después inyectar la vacuna. «Esta tardará unos 20 días a hacer realmente efecto, por lo que debemos seguir vigilando», añade Company quien explica que la previción ha sido su principal arma. «Desinfectar para que el mosquito no pique. Es lo que hemos hecho desde que se declaró la epidemia pero sabemos que hay zonas donde ha afectado mucho», añade.
Sobre las consecuencias que comportará este nuevo ‘batacazo’ para el sector ganadero insular, Company reconoce que para algunos payeses será difícil reponer toda la cabaña. «Habrá ganaderos que recuperarán y otros no. Pero sabemos que según que tipo de ayudas recibimos estamos obligados a mantener el número de animales. La mayoría que tenemos muchos animales somos profesionales y sabemos que tenemos que continuar tirando del carro aunque ello implicará más gasto para nosotros», comenta.
La campaña de Navidad está cerca, lo que puede suponer un poco de aire fresco para el sector. Joan Miquel explica que la lengua azul ha tenido más afectación en ovejas madres o embarazadas, por lo que el payés ha perdido no solo la madre infectada sino también el cordero. Pese a ello, confía que se mantengan los precios y que la demanda sea similar a la de otros años. El apoyo de los consumidores comprando cordero local será también clave para que los ganaderos puedan levantar cabeza después de un año de larga sequía y ahora una epidemia que ha dejado huella.
Precisamente la rentabilidad de las explotaciones agrarias es fundamental para su continuidad. Para ello, añade Company, «es imprescindible la profesionalización del sector y también la diversificación». Con ello se refiere a que «tenemos que intentar sembrar el trigo y la cebada para alimentar a los animales y después, si los podemos convertir en sobrassada, pues mucho mejor». No en vano, así lo hacen los propietarios de Es Bosc donde en esta finca cuentan con 720 ovejas, 36 vacas de carne en extensivo, 60 terneros y más de 800 cerdos. La actividad, allí, es intensa.
Sobre el futuro del sector asegura que hay que unir esfuerzos y a encontrar soluciones para mejorar. «Es verdad que en Mallroca siempre nos encontraremos con los problemas de la insularidad y que nuestros gastos son más elevados, pero luchemos para que todos nuestros representantes nos ayuden y conseguir que estas diferencias -de precio- no existan», enfatiza.
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