Cada jueves el mercado semanal de Inca acoge al porrerenc Benet Mora, que desde hace más de cuarenta años acude a la capital del Raiguer para vender plantas ornamentales y árboles frutales autóctonos. Relata que comenzó a visitar los mercados junto a su padre Gori y que «toda mi vida me he dedicado a los árboles frutales». Además de Inca, durante la semana también se le puede ver en el mercado dominical de sa Pobla así como en el de Porreres, que tiene lugar los martes. En su localidad también es el dueño de la Floristeria Can Murtó, que su padre fundó en los años cincuenta y fue en 1979 cuando Benet entró a formar parte del negocio. El establecimiento ha obtenido la categoría de Emblemàtic por parte del Govern.
Así como toda su oferta de planta ornamental que se puede ver en sus puestos del mercado procede de la compraventa, en el caso de los árboles frutales son producto de su propio cultivo. Benet Mora resalta que «son árboles autóctonos y tengo mucha variedad como albaricoqueros, ciruelos, melocotoneros, almendros o cerezos».
Explica que sus clientes «son principalmente payeses y propietarios de fincas», aunque lamenta que «muchos de ellos ya se han hecho mayores y no han tenido reemplazo. Desafortunadamente parece que la gente joven no tiene demasiado interés por la payesía ni por los cultivos, aunque tengan tierra para ello. No se quieren dedicar al campo».
En este sentido, comenta que «entre los clientes más fieles siempre hay un momento para dar consejos y asesorar sobre el tipo de planta o árbol que puede llevarse. Hay confianza porque saben que lo que se lleven de mi puesto les va a salir bien».
Otro de los servicios que ofrece Benet Mora, principalmente desde su floristería de Porreres, es el de decoración para acontecimientos y es conocido por su gran sensibilidad y creatividad en los centros que diseña para todo tipo de eventos.
Una de las grandes preocupaciones del veterano productor se encuentra en la amenaza del cambio climático. «Todo está desbaratado», asegura, y no puede entender «como aún hay gente que niegue el cambio climático. Cualquier payés o agricultor puede certificarlo porque lo vive en primera persona».
En su sector, explica que «las floraciones no son regulares y no se producen en el momento que tendrían que ser, como es el caso de los almendros. Los inviernos son mucho más cortos y ahora nos sorprende que en enero haga frío todo el mes». A todo ello «hay que añadir plagas y enfermedades como la Xylella o el picudo, que han empeorado aún más la situación».
Como posible solución, Benet considera que «no nos queda más remedio que irnos adaptando, pero estamos ante un asunto muy serio del que no sé cómo vamos a salir todos aquellos que hemos dedicado nuestra vida al sector agrícola».
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