Aunque la edad es la causa principal de la presbicia, hay otros factores que influyen. Este es el caso de «ciertas enfermedades o medicamentos, que pueden causar presbicia en personas menores de 40 años. Cuando los síntomas aparecen antes de lo habitual, se denomina presbicia prematura». Las personas que tienen más riesgo de sufrir esta patología son las que padecen anemia, enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipermetropía, esclerosis múltiple, miastenia grave o insuficiencia vascular. Algunos medicamentos también pueden reducir la capacidad del ojo para enfocar imágenes cercanas. «Tomar medicamentos contra la ansiedad, antidepresivos, antihistamínicos, antipsicóticos, antiespasmódicos o diuréticos puede aumentar el riesgo de presbicia prematura». March añade que otros factores de riesgo son «ser mujer, someterse a una cirugía intraocular o una cirugía en el interior del ojo, llevar una dieta poco saludable o padecer enfermedad por descompresión, que generalmente ocurre en buzos que salen a la superficie demasiado rápido».
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la presbicia son una disminución en la capacidad para enfocar objetos cercanos, la fatiga ocular y el dolor de cabeza. «Las personas, generalmente, comienzan a notar esta afección alrededor de los 40 años, cuando se dan cuenta de que necesitan sostener los materiales de lectura a una mayor distancia para poder enfocarlos. La presbicia es una parte natural del proceso de envejecimiento y afecta a todas las personas», resume March.
Además, asegura que «no existe cura para la presbicia ni una forma de prevención comprobada para la presbicia». El especialista en Salud Pública manifiesta que «en las etapas tempranas de la presbicia, puede darse cuenta de que sostener los materiales de lectura más lejos o usar un tipo de letra más grande o más luz al leer puede ser suficiente. Conforme empeora la presbicia, usted necesitará anteojos o lentes de contacto para leer. En algunos casos, adicionar lentes bifocales a los ya existentes puede ser la mejor solución. Los lentes de lectura o bifocales recetados se necesitarán amplificar conforme se envejece y pierde más la habilidad para enfocar de cerca».
El citado experto, añade que «a la edad de 65 años, la mayoría de la elasticidad del cristalino se ha perdido por lo que la prescripción de lentes para leer no continuará amplificándose. Las personas que no necesitan gafas para ver a distancia posiblemente solo requieran media gafa o gafas para leer. Los miopes pueden ser capaces de quitarse sus gafas para ver de lejos cuando van a leer».
March expone que «con el uso de lentes de contacto, algunas personas deciden corregir un ojo para visión cercana y el otro para visión lejana; esto se llama monovisión. Esta técnica elimina la necesidad de los lentes bifocales o las gafas para leer, pero puede afectar la percepción de la profundidad». En este punto, expone que «algunas veces, la monovisión se puede producir a través de la corrección de la visión con láser. También existen lentes de contacto bifocales que pueden corregir tanto la visión cercana como la lejana en ambos ojos».
Avances médicos
Como novedad, informa que «se están evaluando nuevos procedimientos quirúrgicos que pueden aportar soluciones para las personas que no desean usar gafas ni lentes de contacto para leer. Las investigaciones están en curso». Además, «se están investigando dos nuevas clases de gotas para los ojos que pueden ayudar a las personas con presbicia. Una hace más pequeña la pupila, lo cual aumenta la profundidad del enfoque similar a una cámara puntiforme. El otro tipo de gota funciona ablandando la lente natural, el cual se vuelve inflexible en la presbicia». No obstante, «se desconocen los efectos a largo plazo de estas gotas».
Es importante tener en cuenta que «las personas que van a someterse a una cirugía de cataratas pueden elegir que se les implante un tipo especial de cristalino que les permita ver claramente a distancia y de cerca».
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