¿Cuál es el desinfectante natural más antiguo de la historia?

Es nada más y nada menos que la sal. Debido a que la gran mayoría de las poblaciones de bacterias y hongos que causan multitud de infecciones son sensibles a altas concentraciones de sal, es entonces cuando en estas condiciones estos microorganismos ven frenado su proceso de desarrollo, crecen más lentamente y en algunos casos mueren.

En la actualidad disponemos de gran cantidad de fármacos que cubren nuestras necesidades pero como sabemos en la antigüedad en las heridas se utilizaba la sal para desinfectarlas, se aplicaba encima de la lesión la cantidad necesaria y aunque el paciente se quejaba del escozor y dolor al cabo de poco tiempo comenzaba a mejorar.

Trucos

1. En la cocina y en nuestra vajilla podemos usarla para absorber los restos de aceite en los platos. También podemos añadir una cucharada de zumo de limón y una cucharada de sal a medio litro de agua caliente, con esta mezcla nuestros platos y utensilios de acero saldrán brillantes.

2. En las habitaciones si colocamos sal en un plato nos ayuda a reducir el exceso de humedad, si nos fijamos bien michos deshumificadores caseros lo contienen.

3. En el baño tenemos varias opciones, si ha aparecido moho en las baldosas podemos añadir dos cucharadas de sal con agua caliente y en un spray lo echamos encima, esperamos un tiempo y lo retiramos, veremos como se va.

La sal, ese ingrediente que usamos para cocinar diariamente nos puede salvar de más de un apuro, además de hacernos ahorrar en dinero en productos, podemos encontrar diferentes versiones, desde sal gruesa, yodada, marina...podemos aprovechar al máximo todos sus beneficios.