Vasos de whisky con hielo en la barra de un bar. | Sergejs Rahunoks

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El whisky es una de las bebidas alcohólicas más consumidas en el mundo entero y, aunque pocos sean conocedores de ello, esconde una curiosa historia digna de ser sabida y con la que, además, uno puede quedar genial ante amigos o familia relatando la anécdota durante una reunión o sobremesa.

Si nos remontamos al origen de la palabra whisky, viene a significar «agua de vida». Se explica debido a que en la Edad Media clasificaban las bebidas alcohólicas en dos tipos: agua ardens (aguardiente, de 60 grados) y agua vitae (literalmente, «agua de vida», en referencia a bebidas de 90 grados), categoría a la que pertenecía el whisky. En galés, el término latino fue traducido a «usque beatha», que derivó en «usquebaugh», pronunciado como «wiskyba». Sí, fue a raíz de todo este enredo de vocablos y pronuncias por lo que hoy en día conocemos a esta bebida como whisky.

¿De dónde viene el whisky?

Los primeros registros de la fabricación de bebidas alcohólicas se remontan a la antigua Mesopotamia alrededor del 2000 a.C., donde se usaban principalmente para la elaboración de perfumes y medicinas. Sin embargo, el alcohol no se popularizó en Europa hasta la Edad Media. Fueron los monjes irlandeses y escoceses los que se adentraron en este proceso de destilación, adaptándolo para crear lo que hoy conocemos como whisky. En el siglo XII, los clérigos comenzaron a destilar el «uisge beatha» en los monasterios, usando cebada y agua pura de manantial.

En Escocia, el primer registro oficial de la producción de whisky data de 1494, cuando el Rey James IV otorgó una licencia a un fraile llamado John Cor para producir «aqua vitae.» Este documento histórico es considerado el nacimiento oficial del whisky escocés. A lo largo de los siglos XVI y XVII, la destilación se extendió más allá de los monasterios, convirtiéndose en una práctica común entre los agricultores escoceses que destilaban whisky durante los meses de invierno.

La historia del whisky irlandés también es notable. La destilación en Irlanda es anterior a la de Escocia, con registros que sugieren que los monjes irlandeses estaban produciendo bebidas destiladas ya en el siglo VI. La destilería Old Bushmills, en Irlanda del Norte, fundada en 1608, es la destilería con licencia más antigua del mundo.

La bebida cruzó el Atlántico con los colonos escoceses e irlandeses en el siglo XVIII, estableciéndose firmemente en América del Norte. En Estados Unidos, la producción de whisky se centró principalmente en el estado de Kentucky, donde el uso del maíz como ingrediente principal llevó al desarrollo del bourbon. El whisky canadiense, conocido por su suavidad, se desarrolló alrededor de la misma época, diferenciándose por su mezcla de granos. El siglo XIX vio una expansión masiva en la producción de whisky, impulsada por la Revolución Industrial y el aumento de la demanda global. Las leyes de impuestos sobre el alcohol en el Reino Unido llevaron a la consolidación de muchas destilerías, y el whisky escocés comenzó a exportarse a todo el mundo.

Whiskey o whisky

¿Cuál es la diferencia entre whisky y whiskey? En la segunda mitad del siglo XIX, la destilerías irlandesas y estadounidenses querían diferenciarse de las escocesas, que en aquel entonces producían un destilado considerado de menor calidad. Por lo tanto, se decidió que los destilados procedentes de Irlanda y Estados Unidos se llamarían whiskey, y los de Escocia se conocerían por el nombre de whisky.

Variedades actuales

Hoy en día, el whisky es una bebida global, con estilos y variedades producidas en numerosos países. Desde el single malt escocés hasta el bourbon estadounidense y el whisky japonés, cada región aporta su propia interpretación y tradición a esta histórica bebida. La evolución del whisky continúa, adaptándose a los gustos modernos mientras mantiene un vínculo profundo con sus raíces históricas y culturales.