Cuando un avión asciende, la presión del aire en la cabina disminuye, lo que provoca que el gas en los intestinos se expanda hasta un 30% más de lo normal. Este aumento de volumen del gas intestinal es lo que causa la sensación de hinchazón y la necesidad de liberar gases durante el vuelo. Según estudios, esta expansión del gas es similar a lo que experimentan los alpinistas a grandes altitudes.
Además de la presión atmosférica, otros factores contribuyen a este fenómeno. Permanecer sentado por largos periodos en un espacio reducido puede dificultar la movilidad del gas en los intestinos, aumentando la sensación de incomodidad. Asimismo, la ingesta de ciertos alimentos antes y durante el vuelo puede exacerbar la situación. Los alimentos ricos en fibra, las bebidas carbonatadas y ciertos vegetales como el brócoli y las legumbres son conocidos por producir más gas.
Para mitigar estos efectos, los expertos recomiendan varias medidas. Evitar alimentos que causan gases y bebidas carbonatadas antes y durante el vuelo puede ayudar a reducir la cantidad de gas que se produce. Además, mantenerse hidratado es crucial, ya que la deshidratación puede empeorar la sensación de hinchazón. Otra recomendación es levantarse y caminar periódicamente durante el vuelo para estimular el movimiento intestinal y reducir la acumulación de gases.
Es importante no ignorar la necesidad de expulsar gases, ya que retenerlos puede causar dolor y aumentar el riesgo de problemas más serios, como la diverticulosis. Aunque puede resultar embarazoso, es una respuesta natural del cuerpo a los cambios de presión en un entorno cerrado.
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