El calor desencadena factores que pueden terminar en dolores de cabeza. | Freepik

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Durante el verano, muchas personas experimentan un aumento en la frecuencia y severidad de los dolores de cabeza. Este fenómeno no es casualidad; las altas temperaturas y otros factores asociados al calor pueden desencadenar migrañas y cefaleas por varias razones.

Deshidratación y cambios de temperatura

Uno de los principales factores que contribuyen a los dolores de cabeza en verano es la deshidratación. Cuando hace calor, nuestro cuerpo pierde más líquidos a través del sudor, y si no se compensa adecuadamente bebiendo suficiente agua, esto puede llevar a una deshidratación que provoca cefaleas. Además, los cambios bruscos de temperatura al pasar de un ambiente caluroso a uno con aire acondicionado también pueden desencadenar migrañas.

Presión atmosférica y niveles de humedad

Las variaciones en la presión atmosférica y los niveles de humedad, comunes durante el verano, pueden afectar a las personas sensibles a estos cambios, provocando dolores de cabeza. Los días especialmente calurosos y húmedos son los más propensos a generar estos episodios dolorosos.

Estrés y alteración del sueño

El verano a menudo trae consigo cambios en nuestras rutinas diarias, incluyendo alteraciones en el patrón de sueño. No dormir lo suficiente o tener un sueño de mala calidad puede ser un factor desencadenante de migrañas. Además, las vacaciones y las actividades veraniegas pueden aumentar los niveles de estrés, contribuyendo también a la aparición de cefaleas.

Cómo prevenir los dolores de cabeza en verano

Para reducir el riesgo de dolores de cabeza durante el verano, es importante tomar algunas medidas preventivas:

- Mantente hidratado: Bebe suficiente agua durante todo el día, incluso si no tienes sed.
Evita los cambios bruscos de temperatura: Trata de no exponerte a cambios drásticos entre ambientes calurosos y fríos.

- Cuida tu sueño: Mantén una rutina de sueño regular y asegúrate de descansar lo suficiente.
Reduce el estrés: Practica técnicas de relajación como la meditación o el yoga para mantener el estrés bajo control.