Mirar directamente al astro rey puede causar daños irreparables en nuestra retina. | Freepik

TW
0

El sol, aunque esencial para la vida en la Tierra, esconde peligros significativos para nuestra salud ocular si se observa directamente sin la protección adecuada. La luz solar incluye radiaciones visibles, infrarrojas y ultravioletas, todas ellas capaces de causar daños severos y, en algunos casos, irreversibles a los ojos.

Daños inmediatos y a largo plazo

Mirar al sol, incluso por breves momentos, puede causar lesiones en la córnea y la retina. La exposición a la luz ultravioleta (UV) puede provocar una inflamación dolorosa de la córnea conocida como fotoqueratitis. Los síntomas de esta condición incluyen sensación de arenilla en los ojos, lagrimeo excesivo y sensibilidad a la luz, y suelen aparecer unas horas después de la exposición​​.

El daño más grave ocurre en la retina, el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo. La retinopatía solar se produce cuando la radiación solar daña las células fotorreceptoras de la retina, lo que puede resultar en una pérdida de visión central permanente. Esta condición no es dolorosa, lo que la hace aún más peligrosa, ya que el daño puede pasar desapercibido hasta que es demasiado tarde​​.

Los riesgos durante los eclipses

Los eclipses solares representan un peligro particular. Durante un eclipse, la disminución de la luz solar directa puede hacer que las personas sean más propensas a mirar al sol sin protección adecuada, lo que incrementa el riesgo de daños oculares. Aunque el sol esté parcialmente cubierto por la luna, la radiación UV sigue siendo peligrosa y puede concentrarse en la retina, causando daños severos​​.

Protección adecuada

Para observar fenómenos solares como los eclipses, es crucial utilizar filtros solares especiales que cumplan con las normas de seguridad internacionales, como la ISO 12312-2. Estos filtros están diseñados para bloquear de manera segura la radiación peligrosa y permitir una observación segura del sol. Es importante destacar que las gafas de sol comunes no ofrecen la protección necesaria y pueden dar una falsa sensación de seguridad​.

Consecuencias a largo plazo

La exposición repetida y prolongada a la radiación solar sin protección puede contribuir al desarrollo de cataratas, una opacificación del cristalino del ojo que puede llevar a la ceguera si no se trata. Además, la degeneración macular, una enfermedad que afecta la visión central, también puede acelerarse por la exposición a la luz ultravioleta​​.