Estos objetos pueden poner en riesgos los ocupantes del vehículo. | Freepik

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Durante una ola de calor, la temperatura interior de un coche puede superar los 60 grados Celsius, creando un entorno extremadamente peligroso para ciertos objetos inflamables. Uno de los principales riesgos son los aerosoles, como desinfectantes o desodorantes, que contienen gases bajo presión y pueden explotar a altas temperaturas.

Los dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, laptops y cámaras también representan un peligro debido a sus baterías de litio, las cuales pueden desencadenar una combustión espontánea. Además, el calor puede dañar irreversiblemente estos dispositivos.

Otros artículos que deben evitarse son las botellas de plástico con líquidos, que pueden liberar sustancias químicas dañinas cuando se calientan, y el maquillaje, que se derrite y se vuelve inservible. También se incluyen medicamentos, que pueden perder su efectividad o incluso volverse peligrosos si se exponen a temperaturas extremas.

Para evitar accidentes, es crucial no dejar estos objetos en el coche durante el verano. Además, nunca se debe dejar a personas vulnerables, como niños o ancianos, dentro de un vehículo estacionado bajo el sol, ya que las altas temperaturas pueden tener consecuencias fatales.

Tomar estas precauciones no solo protege la integridad de los objetos personales, sino que también garantiza la seguridad de todos los ocupantes del vehículo y de las personas cercanas. En situaciones de calor extremo, es fundamental estar consciente de los riesgos y actuar de manera preventiva.