El verano puede ser una época complicada para nuestro vehículo. | Eye Em

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El verano y sus altas temperaturas pueden ser un desafío para los vehículos, especialmente en climas extremos donde el calor supera los 30 ºC. Y es que el aumento de la temperatura externa disminuye la cantidad de oxígeno en el aire, afectando la mezcla de combustible y aire en los motores de combustión interna. Esto provoca una pérdida de potencia y un aumento en el consumo de gasolina, ya que el motor necesita compensar con una mezcla más rica.

Además, el calor extremo puede sobrecargar el sistema de refrigeración, especialmente si el nivel de líquido refrigerante no se mantiene adecuadamente. En los coches eléctricos, aunque el motor no sufre tanto, las baterías sí se ven afectadas, ya que temperaturas por encima de 25 ºC aceleran las reacciones electroquímicas, reduciendo su vida útil y autonomía.

No solo el motor se ve afectado; los frenos y neumáticos también pueden sufrir mayor desgaste debido al calor. Para mitigar estos efectos, es crucial mantener el coche bien refrigerado y revisar regularmente los niveles de líquidos. Además, se recomienda usar el aire acondicionado de manera eficiente para mantener un ambiente cómodo dentro del vehículo, ya que el calor también puede afectar al conductor, disminuyendo su capacidad de reacción y aumentando el riesgo de accidentes.