La fruta fresca es una gran opción para mantener tus dientes sanos en verano. | Freepik

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Durante el verano, nuestras rutinas cambian, y con ellas también lo hace nuestra alimentación. Es una época en la que las bebidas azucaradas, los helados y otros alimentos ricos en azúcares pueden incrementar el riesgo de caries y otros problemas dentales. Sin embargo, no todo está perdido; existen alimentos que no solo refrescan y nutren, sino que también protegen nuestros dientes, convirtiéndose en aliados esenciales para mantener una buena salud bucal durante los meses más cálidos del año.

Las frutas frescas, como las manzanas y las peras, son excelentes opciones. Estos alimentos, gracias a su textura crujiente y alto contenido en fibra, ayudan a limpiar los dientes de forma natural, eliminando restos de comida y estimulando la producción de saliva, la cual es clave para neutralizar los ácidos que pueden dañar el esmalte dental. Además, su alto contenido en agua contribuye a la hidratación, un factor esencial para evitar la sequedad bucal que puede favorecer la proliferación de bacterias.

Los lácteos también juegan un papel fundamental en la protección dental. Alimentos como el yogur natural y el queso son ricos en calcio y fosfatos, minerales que fortalecen el esmalte dental. Además, el queso tiene la capacidad de aumentar el pH de la boca, reduciendo así el riesgo de caries. Consumir estos alimentos después de las comidas puede ser una estrategia eficaz para proteger los dientes, especialmente cuando estamos fuera de casa y el cepillado inmediato no es posible.

Otra opción saludable son los frutos secos, como las almendras. Estos contienen calcio y proteínas, esenciales para la salud dental, y su bajo contenido en azúcar los convierte en una merienda ideal que no compromete la integridad de nuestros dientes. Es importante recordar que, aunque algunos alimentos ayudan a proteger la salud bucal, la higiene dental sigue siendo la clave para mantener una sonrisa sana. Por lo tanto, no debemos olvidar cepillarnos los dientes al menos dos veces al día, usar hilo dental y acudir regularmente al dentista, incluso en verano.